A 80 kilómetros de la ciudad de México se encuentra Teotihuacán, uno de los recintos arqueológicos más impresionantes del mundo. Aquí se encontrarán los restos fabulosos de una de las ciudades más grandes de la antigüedad, el lugar donde los aztecas creían que habían nacido el sol, la luna y todo el universo. Antiguamente, el lugar (600 años a.C.) era una aldea que comenzó a elaborar objetos de piedra pedernal obtenida de la zona. El excedente de este producto permitió el intercambio con otras regiones y establecer el comercio planificado, por lo cual salían hombres y mercancías hacia el valle de México, Puebla, Tlaxcala e incluso hasta la Mixteca y Tehuantepec. La expresión más evidente del paso de las generaciones que habitaron este sitio son los restos arqueológicos de la ciudad y las innumerables piezas de fina cerámica esparcidas por el mundo. Desde el centro ceremonial, trazado como un gran símbolo de dos ejes (norte-sur), denominado Avenida de los Muertos, parten como las alas de una mariposa, edificios, palacios, plazas y adoratorios. A la cabeza, la gran pirámide de la luna, y a un costado, la mole inmensa de la pirámide del sol, dualidad creadora de la naturaleza y de los hombres que levantaron los muros de tezontle, cal y canto. Llamada también Ciudad de los Dioses, su existencia estuvo regida por profundas convicciones religiosas y normas de vida en torno a los ciclos de la naturaleza . En ello radica la importancia de las pirámides, que a diferencia de las egipcias, son escalonadas y se dividen en cuerpos horizontales para servir de plataforma a un templo. Estos niveles son, además, elementos simbólicos de los supramundos, a manera de una montaña metafísica. Su cuadratura es expresión de una naturaleza dominada, de lo armonioso e inmutable. Sin dejar de ser similares a los cerros (morada del agua), las pirámides teotihuacanas hacen de su silueta un sello de taludes y tableros que se repiten a manera de cantos sagrados. Teotihuacán no sólo es una ciudad monumental, sino también un sitio donde la pintura de murales permite discurrir en el mundo de las figuras míticas de dioses, jaguares, seres de la noche y cielos acuáticos.
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