La ciudad de México guarda la esencia de un país rico en cultura e historia. Es una metrópoli inagotable, que vibra a la vanguardia del siglo XXI con la confianza que le da su herencia prehispánica y colonial.
Ninguna otra ciudad del continente puede ofrecer una historia tan larga e intensa que se remonta al Tenochtitlán precolombino. Por eso sorprende con sus templos aztecas, sus iglesias barrocas y sus centros financieros modernos que la convierten en una de las urbes más apasionantes y cosmopolitas del mundo.
Para incursionar la capital mexicana hay que empezar por el centro, donde palpita el corazón histórico y comercial.
Desde el Zócalo
El Zócalo es la plaza mayor que ocupa más de 5 hectáreas. Allí fue donde se ubicó el palacio Moctezuma y se construyeron los edificios más opulentos de la colonia. Es la segunda plaza más importante del mundo y allí se levanta la catedral metropolitana. El templo, construido con los restos de edificios aztecas, es el más grande de América latina.
Iniciada en 1567 y terminada 250 años más tarde, combina estilos artísticos que van del gótico al Renacimiento español y principios del neoclásico francés del siglo XIX. En el interior, el altar de los reyes está considerado como uno de los mejores ejemplos del arte colonial mexicano. Junto con el altar del perdón fueron labrados por Jerónimo de Balbas en 1737.
El Templo Mayor Azteca, donde se custodian las ruinas; el palacio nacional con los atractivos murales de Diego de Rivera y el ayuntamiento son otros de los edificios que circundan la plaza. En los alrededores se ubican museos, palacios e iglesias que hablan del esplendor pasado.
Itinerario imperdible
Muy cerca del Parque de la Alameda, un oasis de verdor en la ciudad, se asoman el Palacio de Bellas Artes, representativo del ambiente cultural del distrito que cuenta con 120 museos. El imponente edificio ocupa el lugar del convento de Santa Isabel. Su construcción comenzó en 1904, bajo la dirección del arquitecto italiano Adamo Boari. De estilo art nouveau y fachada de Carrara, en su interior cuenta con la famosa cortina de cristal que funciona a modo de telón y que representa a los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. En sus vestíbulos se encuentran frescos de los famosos muralistas mexicanos Orozco, Siqueiros, Rivera, Tamayo y Montenegro.
La Torre Latinoamericana es otro edificio emblemático de la ciudad. Se alza sobre el extenso predio que ocupaba el convento de San Francisco. Inaugurado en 1956, mide 182 metros de altura y cuenta con 44 pisos. En los últimos se encuentra el mirador, desde donde se admira la ciudad. Además, cuenta con un servicio de alquiler de telescopios. Es famoso un restaurante en el piso 41º y el acuario del piso 38º. El resto del edificio está ocupado por oficinas.
Un lugar imperdible es el parque de Chapultepec, un inmenso bosque que invita al paseo y en el que se encuentran algunos espléndidos museos como el Rufino Tamayo, el castillo de Chapultepec, y sobre todo, el Museo Nacional de Antropología, uno de los más importantes del país. Allí se pueden apreciar obras maestras de las culturas prehispánicas, como las gigantescas cabezas olmecas o el intrincado calendario de piedra azteca.
Explorar la fascinante historia religiosa que se encuentra en la ciudad permite ver el paso del tiempo a través del arte. Las hermosas catedrales y ornamentadas iglesias abundan en todo el área.
Hoy, cerca de 15 millones de peregrinos rinden homenaje cada año a la Virgen de Guadalupe, patrona de México, mientras que la basílica es uno de los sitios religiosos más visitados en el mundo católico. En tanto, la iglesia de San Francisco, a dos cuadras del Parque de la Alameda, se levantó en el siglo XVII, a partir de los restos de edificios aztecas.
Recuerdos autóctonos
A la hora de las compras las alternativas son variadas. Desde sofisticados centros comerciales hasta mercados tradicionales.
Polanco, ubicado al norte del bosque de Chapultepec, ofrece las exclusivas tiendas de reconocidos diseñadores como Fendi y Armani. También, en la zona se encontrarán los restaurantes más modernos y hoteles cinco estrellas. El pabellón Christofle es el sitio ideal para encontrar exquisitas muestras de fina vajilla, juegos de cubiertos de plata y utensilios para el hogar.
La "zona rosa" es otro de los sitios de ventas recomendado para llevarse un recuerdo del país. A lo largo de 12 cuadras delimitadas por las avenidas Reforma, Niza, Chapultepec y Florencia, se exhiben boutiques de antigüedades, galerías de arte y tiendas artesanales.
Coyocán, en tanto, es uno de los barrios preferidos por los artistas con sus cafés luminosos y el espléndido Museo Frida Kahlo.
Como en Venecia
"El lugar donde crecen las flores" es el significado de Xochimilco, la zona de la ciudad donde se reúnen los restos de un singular sistema agrícola e hidrológico desarrollado por los aztecas. Estos construyeron chinampas, estructuras tipo balsa armadas de juncos, ramas y lodo en las que plantaban sauces, flores y semillas. Con el correr de los años, las raíces anclaron las chinampas al fondo del lago y convirtieron el lugar en un laberinto de estrechos canales y pequeñas islas, rebosantes de agricultura. Esta zona aún hoy continúa siendo un importante productor de flores y vegetales que abastece a la ciudad.
En los muelles, numerosas trajineras, balsas de fondo plano, equipadas con mesas y sillas bajo un techo de estaño, viajan a través de los canales. El gondolero dirige la pequeña embarcación que se cruza, en el recorrido, con canoas de vendedores que ofrecen flores, cerveza, pulque, bebida típica, tacos y tamales, entre otros.
Notas tradicionales
La ciudad abunda en artes que van desde ballets, conciertos, espectáculos de arte y exhibiciones especiales, mientras que los numerosos bares y restaurantes ofrecen la oportunidad de conocer los secretos de la cocina mexicana. Tanto en una modesta fonda o en un restaurante de lujo ubicado en una mansión colonial, la verdadera gastronomía local no dejará de sorprender a los visitantes.
Sin embargo el espectáculo preferido por los paseantes es el que se inicia todas las noches en la plaza Garibaldi, ubicada al noroeste del Zócalo. Ataviados con trajes típicos y con instrumentos musicales, los mariachis, con sus vibrantes guitarras, producirán alegres melodías hasta el amanecer, a pedido de los presentes.