Kabul. - La madrugada de hoy, miércoles, en Afganistán volvió a mostrar los primeros contactos directos entre las tropas especiales norteamericanas con el enemigo, contra el que descargaron pesado fuego de ametralladora y artillería, en breves e intensos combates librados en zonas no precisadas. Un indicio seguro de estas operaciones fue el uso de dos aviones turbohélice Hércules AC-130, que desde baja altura apoyaron las acciones. Este tipo de naves actúa habitualmente con las fuerzas especiales norteamericanas. Estos vuelos, y las primera acciones de fuerzas aerotransportadas son una señal de la confianza que Estados Unidos depositó en los diez días de ataques desde barcos y bombardeos de vuelo a mucha altitud, casi suficientes como para doblegar la amenaza de la defensa aérea de los Talibán. Los campesinos y agricultores afganos, que por primera vez aparecen en enormes franjas tierra de nadie, señalaron que los militares talibán suelen dormir en las mezquitas, en un intento por eludir los pesados bombardeos anglonorteamericanos. Además, tanto en la zona de Kabul como en la de Kandahar, los talibán desplazaron sus aprovisionamientos de combustible y sus vehículos a zonas seguras y alejadas de los sitios donde anoche aviones estadounidenses volvieron a descargar sus bombardeos. La mayor preocupación que enfrenta el Pentágono a partir de ahora, es que en la medida en que las fuerzas terrestres amplíen su despliegue, van a enfrentar a los francotiradores y fusiles que Estados Unidos entrenó y proveyó en los 80 a los mujahidines afganos -no al Talibán, que por entonces no existía- que luchaban contra las fuerzas soviéticas. Sin embargo, oleadas de masivos bombardeos aliados en diversos frentes aliviaron las presiones y tensiones previas a las labores en tierra, con la destrucción de aeropuertos, bases militares, refugios acorazados y otros bastiones de los talibán. Donde Estados Unidos trata de consolidar su reacercamiento es en el vecino Pakistán, donde el secretario de Estado Colin Powell sostuvo que el régimen islámico de Afganistán estaba "bajo enorme presión", aunque rechazó decir si pensaba que su colapso era cercano. Aunque se estima que todavía el Talibán todavía posee misiles tierra-aire portátiles Stinger, con los cuales fácilmente pueden acertar aeronaves de vuelo bajo, el Pentágono está despreocupado por las defensas antiaéreas talibán. No se obtuvo confirmación si el despliegue de los AC-130 significaba que fuerzas especiales iniciaron batallas terrestres. El Pentágono se limitó a decir que dos AC-130 ejecutaron exitosos ataques a baja altitud por primera vez.Los ataques de ayer, en los que participaron más de 100 aviones, y con el lanzamiento de cinco misiles crucero, continuaban, dijo el teniente general Gregory Newbold, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto. Indicó que más de 2.000 bombas y misiles fueron usados hasta ahora. (Ansa y AP)
| |