Los varones han aparecido emergiendo desde las sombras, donde estaban confinados por años de militancia feminista. Pero a los que están bordeando la cincuentena o más, se les suele endilgar casi mecánicamente, la equiparación con la declinación hormonal que las mujeres experimentan en estas mismas edades.
En un libro de reciente aparición, el doctor Juan Carlos Kusnetzoff, director del Programa de Sexología Clínica de la Universidad de Buenos Aires, se empeña en demostrar, que si bien existen declinaciones hormonales -específicamente de la testosterona- en manera alguna puede asimilarse al cuadro de la menopausia femenina Sin embargo, algo se manifiesta en relación a la situación general. Ligero cansancio, malestares generales, sobrepeso, aumento de colesterol, en muchos casos, una disfunción sexual evidente (pérdida de la capacidad eréctil), falta de deseo sexual, ligera depresión que influye en el desempeño habitual, irritabilidad, intolerancia a la contradicción.
Por eso, para la quinta y la sexta década de la vida, resulta muy importante también el moderado ejercicio físico, sostenido diariamente. La oxigenación de los tejidos y la elasticidad de los mismos, es tan esencial e importante como el más delicado e importante fármaco químico, así como prestarle mayor atención a la alimentación mediante la incorporación de proteínas de soja.
Lo cierto es, que hasta los 30 ó 35 años, el varón se considera inmortal. Por supuesto que sabe que puede morir, pero el tema está tan lejano, que no se le presenta como una obsesión angustiosa. Pero, cuando pasa la cuarta década de la vida, se comienza a preocupar por su estado de salud y particularmente, por su estado cardíaco. Siente que puede morir de un infarto o un accidente cardiovascular.
Los estímulos destinados a la recuperación de la salud sexual y de la autoestima, son algunas de las "recetas" que Kusnetzoff ofrece para los varones y para las compañeras que deseen saber qué cosas les pasan a ellos en esta etapa, donde lo mejor de la vida recién comienza.
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La Ciudad
