El equipo de Domingo Cavallo trabaja contrarreloj para presentar con el resultado de las elecciones en las manos una batería de propuestas para reactivar el consumo en el corto plazo: la devolución del IVA a las compras realizadas con tarjetas de crédito o débito y la liberación de una porcentaje de los aportes previsionales para sumarlos a los ingresos netos del trabajador, por un plazo determinado.
El ministro de Economía lanzó ambas propuestas semanas atrás con un objetivo de máxima, que reflotó el jueves desde una posición más moderada luego del rechazo de banqueros y las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) y que podría terminar en algunos de los dos casos con efecto nulo sobre la economía.
Los últimos trascendidos sugieren que la devolución del IVA sería entre el 1 y 5%, que podría ser mensual o una vez al año. En el caso de los aportes, se estudia pasar de una retención del 11% al 6% y colocar así el 5% restante en manos de los trabajadores, aunque también está en el debate la rebaja proporcional de los gastos administrativos que cobran los fondos.
El gobierno busca por medio de esta fórmula colocar dinero fresco en los bolsillos de la gente para apuntalar el deprimido mercado interno. Pero aún no están cerrados los acuerdos con las AFJP y bancos, ya que ninguna de las partes quiere perder terreno en unas negociaciones que aparecen atadas a la reestructuración de la deuda pública con vencimiento en el corto plazo por títulos a diez o 30 años y a menores tasas. Además, existen dudas sobre su aplicación debido a algunos impedimentos legales que tendrían que ser modificadas por el nuevo mosaico legislativo en el Congreso, lo que dilataría su concreción.
De esta manera, Cavallo busca redireccionar hacia los asalariados una pequeña porción de los 10 mil millones de dólares que representan los aportes previsionales y los pagos con tarjetas, a lo que podrían incorporarse los subsidios de 150 pesos que el gobierno planea implementar para los jefes de familia.
Las ventajas para el consumidor
Un informe de la Fundación Libertad señala que el 21,75% de las compras en la Argentina son pagadas con tarjetas de crédito, lo que representa unos 500 millones de dólares mensuales. Con esta zanahoria ofrecida a los bancos para incentivar la bancarización, el gobierno apunta también a blanquear en parte la alta evasión fiscal.
El trabajo resalta que los mercados en los que más participación tienen los plásticos son los de esparcimiento y cultura (36%), indumentaria y calzado (36%), y equipamiento y funcionamiento del hogar (33%). En el caso de equipos de audio, televisores y videocaseteras los porcentajes alcanzan el 60%. En tanto, los combustibles pagados con tarjetas llegan al 37%, mientras que las compras en los hipermercados la cifra se eleva hasta el 42%.
El dossier de la Fundación concluye que ante las rebajas diferenciales del IVA para el consumo con tarjeta podrían provocar:
* Una caída en los precios de los productos que habitualmente se consumen con financiamiento con tarjetas (electrodomésticos, combustibles y compras en hipermercados) generaría ventajas relativas para estos bienes o modalidades.
* Si la reforma hace más barato pagar consumiciones ordinarias con tarjeta que con efectivo, es probable que el financiamiento se traslade a los productos de bajos precios, como los rubros de alimentos y bebidas.