Año CXXXIV
 Nº 49.269
Rosario,
domingo  14 de
octubre de 2001
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El investigador de la UNR propone un debate a fondo
Hugo Quiroga: "No se puede seguir reclamando la universidad de los trabajadores"
El profesor advierte que hoy la primera fuerza productiva es el conocimiento

Laura Vilche

-¿Tiene vigencia el cántico de las agrupaciones estudiantiles que reclaman una "universidad de los trabajadores"?
-Ese canto ya no se sostiene, no se puede seguir reclamando la universidad de los trabajadores porque en esta sociedad de cambio las variables ya no son el trabajo y el capital, sino el conocimiento y el capital. Están desapareciendo las empresas con grandes chimeneas y los obreros con overol. El conocimiento es la primera fuerza productiva, y si la universidad no entiende ese cambio, si no puede orientarlo, está en un grave problema. La universidad pública debe autocontemplarse y generar una profunda discusión interna.
Hugo Quiroga, profesor de teoría política de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y director del Centro de Estudios Interdisciplinarios (CEI), dialogó con La Capital sobre la crisis de la educación pública superior. Problemática que será analizada por un seminario que esa entidad realizará el próximo 22 de octubre en la sede del Rectorado (Maipú 1065).
Ingreso, arancelamiento, los reclamos actuales de los docentes. Quiroga dio su opinión sobre cada uno de estos temas porque para él, "lo peor que puede hacer la comunidad académica en un momento de crisis es no debatir".
-¿Por qué hay sectores académicos que se niegan a discutir temas como el arancelamiento y el ingreso a la universidad?
-Son temas tabú porque se han instalado como dogmas los principios de la Reforma del 18. Lo que no se puede visualizar al apelar al dogma es que la realidad es compleja y cambiante, y por lo tanto han cambiado las maneras de enfocar los problemas y de darles solución. Eso no significa que haya una sola salida o pensamiento y que ese pensamiento deba ser el neoliberal. Pero creo que más que apelar a una postura dogmática hay que tener en cuenta el principio de que la educación es un bien público que debe distribuirse de la manera más equitativa en la sociedad.
-¿Cuál sería un camino equitativo?
-El de darle becas a quienes no tienen recursos para estudiar apelando a un viejo principio de justicia que plantea un tratamiento desigual para los desiguales. Hay que tener en claro que la clienta de la universidad pública sigue siendo la clase media.
-¿No son más los trabajadores?
-Ya no. La mayoría de los trabajadores no accede a la universidad pública y gratuita.
-¿Qué opina usted del arancelamiento?
-No tengo una posición clara y creo que es justamente porque se trata de un tema que no ha sido debatido seriamente en los últimos tiempos. Pero sí estoy seguro de que con arancelamiento no se solucionarían todos los problemas. Se deben buscar otras fuentes de financiamiento para la universidad: vender servicios, conectarse con la esfera productiva, tanto con las empresas públicas como las privadas, siempre estableciendo redes de cooperación entre el conocimiento y la producción.
-¿Se puede seguir sosteniendo el actual ingreso irrestricto?
-Hay que discutirlo porque sin lugar a dudas este ingreso afecta la excelencia académica. No necesariamente hay que pensar políticas que apunten al cupo, pero hay que buscar alternativas para que no se produzcan las concentraciones masivas que se dan en algunas facultades.
-¿No es una contradicción que los docentes hagan paros contra el recorte presupuestario pero asistan durante los días de huelga a los cursos de posgrado y maestrías, que son pagos?
-Es cierto que esos cursos se dictan y allí no se discute el arancel. Es que la situación es complicada. También sucede que mientras hay paro, en muchas facultades se dictan clases. Esto expresa la tensión en la representatividad universitaria. Por un lado está el gobierno, por otro la asamblea, y por otro los docentes que acuerdan con una parte, con otra o con ninguna. La universidad como institución pública debe reafirmar su legitimidad en la sociedad, y para eso debe ser sometida a la evaluación y juicio de todos los ciudadanos, que son quienes la financian.
-¿Tiende a desaparecer la universidad pública?
-Corre el riesgo de disminuir su calidad, su sentido. En Francia, las elites crearon escuelas para formar a la clase dirigente y la universidad quedó para el resto de los ciudadanos. En Argentina, la clase dirigente se sigue formando en la universidad pública, no en la privada, pero si continúa esta crisis y pierde nivel académico, ¿a quién le va a servir?
-¿Qué temas cree usted que deberían debatirse a fondo en el seno de la comunidad académica?
-El arancel, el ingreso, los planes de estudios, el perfil de las carreras, la propia estructura institucional. Tenemos un modelo de universidad napoleónica con unidades independientes donde se hace difícil la cooperación de saberes. Por ejemplo, me pregunto por qué debemos seguir dictando epistemología en las doce facultades. ¿Por qué se desperdician tantos esfuerzos? Las crisis deben servir para que los hombres discutan sus instituciones.
-¿Y la discusión sobre el salario?
-Por supuesto que la universidad debe mejorar sus salarios, pero no se puede dilatar un debate serio y riguroso hasta tanto eso se consiga. El papel de la universidad es buscar respuestas para sus problemas y los de la sociedad.



Para Quiroga, en la UNR "el arancel es un tema tabú".
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