Aunque previsibles en sus resultados, con sus más y sus menos, las elecciones renovando la totalidad de la Cámara alta, y la mitad de la baja, tendrán interpretaciones variadas y consecuencias políticas. Sin drama en lo inmediato, siempre dependiendo de la fortuna en la economía, cuyo ejecutor será ratificado igual que el rumbo, que será más duro. Fernando de la Rúa dirigirá la búsqueda de una sustentación más amplia para que la ingobernabilidad no lo sorprenda.
Es difícil imaginar el futuro sin tener en cuenta qué evolución tendrá la política internacional. El mensaje norteamericano al Consejo de Seguridad anticipando la creación de otros frentes en el marco de la lucha contra el terrorismo abre escenarios de inestabilidad a largo plazo con repercusiones en las alianzas que Washington logró implementar contra el Talibán y consecuencias más graves para la economía, ya en recesión. Esa presión generó inquietud también en el Palacio San Martín, pero el embajador James Walsh se encargó de aclararle que no estaban previstos bombardeos a otros países.
No hay datos de que el presidente tenga en mente el mundo real cuando piensa qué cambios hará en su elenco de ministros o cuánto de novedad le dará al mensaje que daría en algún momento con la voz de las urnas golpeando en sus oídos. Ya se sabe: De la Rúa no vivirá el resultado como una desgracia personal. Por eso no suspendió su viaje a España el lunes, tanto porque fue una invitación del rey como para dar una señal de que él tiene sus tiempos para informar sobre las novedades. Aunque las modificaciones ministeriales sean motivo de especulaciones, parece que dos son necesarias con la política hacia el peronismo vencedor, conseguir su respaldo para un duro futuro y llegar al 2003. Es esta política la que dejaría fuera de Trabajo a Patricia Bullrich, de mala relación con las dos CGT, y a Ramón Mestre en Interior. Otros cambios podrán producirse, como la salida de Juan Pablo Cafiero, víctima de los recortes de Cavallo. Será una ¿renuncia? ilustrativa de la economía de recursos que se avecina. Y con probables repercusiones en el bloque de legisladores de la Alianza. El Frepaso decidirá que vínculos mantendrá con el gobierno o con la coalición en su congreso a fin de mes. Hasta ayer predominaba la idea de que todo se hará en acuerdo con el partido Radical. "Nada de pendejadas", le recomendaron a Juampi. Bullrich no quiere salir del gobierno y por eso denunció al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, de haber pedido su cabeza, colocando al presidente en una situación embarazosa. De paso, buen pretexto para darles larga a las definiciones. Pero necesita abrir una nueva instancia negociadora con los sindicatos más grandes, alejar la posibilidad de paros generales y darles un lugar en la concertación. ¿Relevará a la dama? Estirará todo hasta que le encuentre un lugar: acaso, el vacío que dejaría Cafiero. De todas maneras Colombo pasa a ser una pieza clave en la etapa poselectoral. Otro ministro del Interior deberá alcanzar la misma meta con los gobernadores peronistas y con la nueva realidad parlamentaria, donde el PJ será mayoría o primera minoría en ambas Cámaras. Mestre acumuló críticas en una misión gris, que no dejará recuerdos. Hay algo más en este relevo: la seguridad interna. El ministro ha tenido diferencias con el titular de Defensa, Horacio Jaunarena, partidario de dirigir la política antiterrorista con espacio mayor de las Fuerzas Armadas en la inteligencia.
El tejido quedará en manos del equipo que designe el presidente y el papel de Raúl Alfonsín para estas metas políticas dependerá de los resultados de hoy: el delarruismo supone que el titular del partido, aun ganando su banca, no saldrá fortalecido. Si triunfa Rodolfo Terragno a pesar de su feroz discurso contra Cavallo se subirá al carro de la victoria. En definitiva no modifica la relación de fuerzas dentro de la UCR, suponen, y daña el proyecto de Elisa Carrió, que depende de cómo le irá al ARI hoy, creen en el Ejecutivo. Hay para todas estas cosas una tarea previa: conseguir refinanciar las pesadas deudas de las provincias, que permitan cortarles los fondos pactados para acercarse al déficit cero. Es una verdadera carrera contra el tiempo del equipo económico y el primer hito para la política de las "grandes coincidencias". En la dirección prioritaria están anotados tres temas: la reprogramación de los pagos de la deuda externa, armar un fuerte tejido de contención social frente a los duros días que se avecinan y los recursos podados, resolver las controversias con Brasil para salvar el Mercosur. Reprogramar la deuda con tenedores externos, requiere conseguirlos con los bancos locales y con las AFJP, renuentes. "No podemos pedirle al Tesoro norteamericano que no ayude a bajar las tasas, si no lo conseguimos en el frente interno", alerta un alto funcionario. Por eso Cavallo busca que los tenedores locales de bonos los cambien por otros a largo plazo con rendimiento entre el 7 y el 8% anual (más del 20%, ahora), y que el Estado no pague intereses por un par de años. ¿Cómo lograrlo?: otorgándoles a los tenedores garantías sobre la recaudación de impuestos, una herramienta que el Parlamento ya le rechazó.
Un encuentro clave
El encuentro entre De la Rúa y Fernando Enrique Cardoso desbrozó el camino para abrir las negociaciones a fin de frenar los daños que genera la depreciación del real sobre las exportaciones y fuentes de trabajo argentinas. Pero esencialmente acordaron gestionar juntos un nuevo enfoque para la deuda externa en los EEUU: los dos podrían entrevistarse con George W. Bush en Nueva York. Antes, una sigilosa gestión diplomática se hará ante el Consejo de Seguridad de los EEUU, no sólo con el Tesoro. El esquema es claro: se han abierto nuevos conflictos en el globo para los EEUU que no debiera desatender a esta parte del mundo, que puede dar la mala sorpresa de una debacle económica simultánea o una seguida de la otra, si los dos no consiguen reprogramar los pagos de la deuda. En rigor la situación es más penosa aquí que en el país vecino, pero no cambia el enfoque. Una fuente familiarizada con estas gestiones aclaró que "no debemos aparecer como presionando a los norteamericanos. Por eso hay que convencer del drama a Condoleeza Rice (la secretaria de Seguridad)". En el Palacio San Martín los acuerdos con Cardoso han sido tomados como una victoria de su titular, Adalberto Rodríguez Giavarini, quien aconsejó a De la Rúa encabezar las negociaciones, y no dejarla en manos de Cavallo, con pésima relación con los vecinos. El ministro no habló en la cena que Cardoso ofreció a los argentinos. En definitiva sus objetivos, lograr compensaciones brasileñas por el alto voltaje del real, fueron rechazados de plano con menos diplomacia que la habitualmente utiliza el socio. Tampoco quisieron ni hablar de congelar la Tarifa Económica Común, que es el non plus ultra del mercado, lo que lo diferencia de una simple zona de libre comercio.
En dos semanas, los expertos deben conseguir un sistema que reduzca el impacto de la devaluación del real, salvaguardas que permitan defender los intereses de los productores locales. Las salvaguardas eran otro término maldito para los brasileños, por eso su ingreso a la mesa de negociaciones es un éxito de Cavallo quien se lo arrancó a su par, Pedro Malán. Los anuncios no conformaron a los industriales criollos, pero tampoco a los empresarios del Brasil, por lo que no habría que cantar victoria antes de gloria. ¿Volverán las tensiones? Si como ocurre efectivamente el real cayéndose provoca daños, la Argentina sigue teniendo una balanza globalmente superavitaria. Pero no es así si el cálculo se realiza entre manufacturas. Pero la peor causa de esta realidad es la paridad argentina, que, a la vez, impide que crezcan sus exportaciones en el mundo. Lo acaba de alertar el flamante premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz: la Argentina debe tener un cambio más flexible y escuchar menos el fiscalismo del FMI.
En la Cancillería creen que el vecino ha dado un giro pro norteamericano después de los atentados terroristas y en verdad Cardoso tuvo gestos solidarios, mas allá de los lamentos, como impulsar la convocatoria del Tiar. Sin embargo, las grandes líneas de la política externa de relativa independencia no se han modificado. Lo aclaró Cardoso cuando criticó, hablando ante sus diplomáticos, la división del mundo entre el bien y el mal, en referencia indirecta a los EEUU. "La tendencia al pensamiento binario del mundo es peligrosa", recalcó al criticar aquello de que "estás con Occidente o estás contra Occidente", el modo con que Washington mira al mundo de hoy.
La eterna desconfianza
Los operadores externos siguen desconfiando y el riesgo país como récord mundial es la expresión de ese estado de ánimo. La amenaza del default sigue pendiente tanto por las dificultades de la baja recaudación como por la caída de los depósitos. Este es el dato que ahora leen con mayor unción los operadores. La fuga no es constante, cobra la forma de un serrucho, va en zigzag. ¿Tienen que ver los resultados electorales? En realidad, poco. Pero afuera no lo ven así y se interrogan si el nuevo Parlamento le renovará en marzo los poderes a Cavallo o aprobará las garantías para reprogramar la deuda.
Cavallo deberá exhibir éxitos antes de fin de año. Su suerte está vinculada a lograr que baje el peso de la deuda y ya se vio qué paraguas político se busca para esta difícil gestión. Sus adversarios dentro del gobierno comentan que no puede viajar a Washington a negociar porque allí no lo quieren más. Sin embargo, los operadores de Nueva York antes que nada preguntan si el ministro se va o se queda. Como se supone que electoralmente hoy conseguirá muy poco, tampoco podrá defenderse en lo político: Acción por la República ya no será el tercer partido y se seguirá chismorreando sobre su relevo.
El peronismo pasará a ser otra vez la fuerza electoral predominante aunque la elección de hoy es parlamentaria. Sus sufragios, como los del oficialismo, caerán y los dos deberán meditar sobre esta realidad. A pesar de tener a su titular nominal detenido, y con varios ex funcionarios procesados, el electorado que le es leal le renueva su confianza. Es la muestra más palpable del fracaso político de la Alianza y las dudas sobre su futuro, aunque el ARI y el Polo Social sólo canalizarían una parte del disgusto con la coalición y con el PJ. En poco tiempo ocupará un primer plano la sucesión para el 2003. En el PJ no son pocos los aspirantes y no es fácil que articule un proyecto alternativo como para atraer a otras fuerzas y poder llegar a la Rosada.
El nuevo mapa político no es dramático para la gobernabilidad, sí en cambio, los problemas sociales y de crecimiento. Es el nuevo desafío para un presidente más débil, aunque él crea que no, y para el Parlamento.