José L. Cavazza
Difícil tarea la de explicar la música de Mercury Rev, sobre todo desde que en su penúltimo álbum, del 98, "Desert's Songs", cambiaron las salvajes capas de guitarras distorsionadas y su rock para manicomio por instrumentos inmaculados como oboes, violines y melotrones. De su primer disco, del 91, "Yerself Is Steam", lo menos que dijo la crítica fue que era como si como Lou Reed hubiera decidido juntar a los Velvet Underground con su álbum solista "Metal Machine Music". En "Desert's Songs", ya sin el cantante Dave Baker -un tipo catalogado de peligroso, que convertía cada aparición en vivo en un verdadero caos- la música de la banda sufrió una inesperada transformación bajo la sociedad Donahue-Grasshopper, desde entonces el cimiento de Mercury Rev. Así, se instalaron no sólo del otro lado del pasado del grupo sino también de todo lo que era el rock de los 90, y produjeron un disco que no se parecía a nada reconocible. Donahue, por entonces, dio una pista: "Cuando era más joven mi padre me tocaba canciones de Johnny Cash en la guitarra y mi madre, que es originaria de Transilvania, me hacía escuchar música clásica, sobre todo Bartok..." (y así nació el country filarmónico de Mercury Rev). Si "Desert's Songs" -elegido mejor álbum de 1998 por la prensa de medio mundo- no se emparenta con ningún otro disco, hay que decir también que el reciente y sexto álbum de la banda norteamericana, "All is Dream" (Todo es un sueño), se parece bastante a aquel disco del 98 que cambió la historia del grupo. Incluye el mismo kit barroco de instrumentos y orquestación, una similar milagrosa luminosidad e igual alejamiento de los navajazos del pasado y la misma voz infantil de Donahue, que canta como si estuviera musitando canciones navideñas. Es más, se parece a una continuación de "Desert's Songs". Tal vez, incluyendo una mayor cuota de guitarra rockera, como el solo de "Hercules" con que cierra el disco. Sí, quizá un tanto más cerca del pop. Donahue dice que "hay sueños tan vívidos que parecen reales y, a veces, la realidad es tan extraña que parece un sueño". Y tal concepto parece ser la razón del nuevo disco. "All is Dream" busca traducir a música aquellas pesadillas, como intentando cruzar toda esta locura tal cual se tratara de un sueño. El sonido es a veces evocador, otras fantasmal, siempre sorprendente. Por momentos no parece adecuado calificarlo como rock, aunque para Mercury Rev rock signifique libertad para hacer lo que le da la gana. Quizá, una nueva forma de romanticismo, como un chico mirando con inocencia este mundo caótico que nos tocó vivir, siempre a punto de explotar en mil pedazos. El tema que lo abre, el sinfónico "The Dark Is Rising" suena premonitorio. A partir de este inicio, pasando por la dolorosa "Chains", la sombría canción de cuna "Lincoln's Eye" y la gloriosa "A Drop in Time", la estela de "Desert's Song" queda marcada a fuego. Nadie va a dudar que lo que sigue será más o menos romántico, épico, desmedido y preciosista. Así y todo, "All is Dream" guarda en las profundidades ese punto perturbado que, a pesar de las orquestas y de su dulzura formal y luminosa, encubre algo espeluznante, una especie de violencia contenida y resignada que, como un iceberg, asoma su cabeza a través del pelaje melancólico de las canciones. Calificación: 4 estrellas.
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