Venado Tuerto. - Hace un año el joven venadense Gastón Ayesterán desembarcaba en las islas Canarias, más precisamente en Santa Cruz de Tenerife (España), con la firme convicción de que volvería a la Argentina con un riñón trasplantado. Hoy se encuentra a la espera de la ansiada operación, tras una serie de estudios e intervenciones quirúrgicas que le posibilitaron la recepción de un nuevo órgano.
El argumento es sencillo, en el nosocomio español donde se atiende, el Hospital Universitario de Tenerife, se realiza más de un trasplante de riñón por día, según consignó su madre Gladis, mientras que en nuestro país las posibilidades son mucho más lejanas en el tiempo. Además en esa ciudad está rodeado de sus amigos, los jugadores del Tenerife que lo visitan frecuentemente.
Gastón padece de insuficiencia renal crónica a partir de una patología urológica congénita y desde hacía seis años estaba en la lista de espera del Instituto Nacional Coordinador Unico de Ablación e Implantes (Incucai) y a pesar del tiempo transcurrido nunca fue llamado ni siquiera para un "operativo" lo que motivó su traslado a España.
Otro de los problemas advertidos por el paciente radicaba en el hecho de que el riñón es un órgano que se puede sustituir con hemodiálisis. Esta situación dificultaba y alargaba aún más la espera en los distintos centros de trasplantes del país.
En Tenerife
La posibilidad de viajar a España surgió de un grupo de especialistas médicos de la ciudad de San Lorenzo, quienes le advirtieron a Gastón sobre la rapidez con la que se hacen los trasplantes en Santa Cruz de Tenerife, donde es prácticamente la mascota del club de fútbol de esa ciudad (ver aparte). Hoy el paciente está en condiciones de recibir el órgano, en el caso de que sea compatible, y volver nuevamente a rehacer su vida en su querido Venado Tuerto.
Luego de su arribo a las islas, producido el 21 de septiembre del año pasado, Gastón se sometió a todo tipo de análisis para corroborar la posibilidad de implantar un nuevo riñón. El primer tropezón en su carrera por la vida lo tuvo cuando los médicos le dijeron que debía reconstruir sus dañadas vías urinarias. Una exitosa operación, llevada a cabo tres meses atrás, lo pusieron al venadense en condiciones para recibir el deseado trasplante.
Gastón es un claro ejemplo de lo que es pelear por la vida y así lo explicó su amigo Mariano Vitulli: "Nunca bajó los brazos y siempre la peleó junto a su familia para salir adelante y encontrar una solución a su problema. La idea de viajar a España le cambió la vida y hoy es una persona normal que aguarda con ansiedad la posibilidad de ser trasplantado", añadió.
El joven paciente inició el tratamiento de hemodiálisis en marzo de 1994 y desde ese momento jamás lo abandonó.
Gastón ingresó al Centro de Tratamiento Integral del Riñón en el año 1997 y, en ese momento, presentaba un cuadro de osteodistrofia renal severo por hiperparatiroidismo secundario.
La odisea fue larga. El venadense no pudo caminar durante nueve meses como consecuencia de una notoria pérdida de fuerza. Además había disminuido su estatura en 25 centímetros y se encontraba hipertenso y con un exceso de peso de diez kilos.
Diálisis tres veces por semana
Al parecer Gastón sufría una intoxicación alumínica, que le producía la descalcificación de sus huesos, mientras seguía realizando sus sesiones de diálisis tres veces por semana y durante un lapso de cuatro horas. Aquellos largos tratamientos los realizaba en Venado Tuerto.
"Otra de las cuestiones -explicó su mamá- está relacionada con el hecho de que las diálisis en este nosocomio español son mucho menos desgastantes que en la Argentina", y agregó: "Sale de la sesión y está en perfectas condiciones, cosa que no ocurría en nuestra ciudad". El razonamiento es sencillo, la tecnología de ese país le permite al paciente una mejor calidad de tratamiento y además "completamente gratis" señaló la mamá.