El juez Rodolfo Bruch todavía no resolvió si autorizará o no el aborto terapéutico o un parto inducido a una mujer embarazada cuyo feto no tiene cerebro ni calota craneana y por lo tanto no cuenta con ninguna posibilidad de sobrevivir. El propio magistrado informó ayer a La Capital que la decisión podría tomar unos 10 días y aclaró que esta demora no depende de su voluntad, sino de los informes médicos y las pericias psicológicas que encargó para determinar las verdaderas condiciones del embarazo y de la mujer que desea interrumpirlo. "Todavía no resolví y no creo que pueda hacerlo hasta dentro de varios días", dijo Bruch a este diario. El juez ya tiene un informe elaborado por el comité de biotécnica de la Maternidad Martin que confirma la patología del feto, pero ahora espera el resultado de los estudios que él mismo encargó a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario para confirmar el diagnóstico. Bruch dijo ayer que el dictamen de la Facultad de Medicina todavía no llegó a su despacho, al igual que las pericias psicológicas de la mujer embarazada. Este estudio debe establecer cuáles son los daños o traumas que podría sufrir la madre en caso de que no la autorizaran a interrumpir su embarazo. Según otra fuente judicial, que no es Bruch, los psicólogos que deben practicar estas pericias todavía ni siquiera fueron designados. El amparo fue presentado por una joven de 24 años que tiene un embarazo de unas 16 semanas. Según los estudios que le hicieron en la Maternidad Martin, el feto padece de anencefalia: no tiene cerebro ni calota craneana, la membrana que recubre todos los órganos contenidos por el cráneo. Esto quedó demostrado en una resonancia magnética. En esas condiciones, si el embarazo continuara adelante tendría pocas posibilidades de llegar a término, y en caso de que lo hiciera, el bebé no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir porque esta patología impide el desarrollo del cerebro. "Las posibilidades de que sobreviva son nulas", repitió un coro de especialistas consultados por este diario cuando el caso se conoció públicamente, hace tres días. Por todas estas razones, la mujer desea interrumpir ya mismo su embarazo. Pero tiene una traba: para la legislación argentina el aborto es un delito. Por eso los médicos de la Maternidad Martin se niegan a practicarlo sin autorización de la Justicia, que es lo que fue a pedir la mujer a los Tribunales. El tema instaló un debate que dividió las aguas entre quienes están de acuerdo con la voluntad de la mujer y quienes se oponen a cualquier solución previa al alumbramiento. Por un lado, los médicos sostienen casi unánimemente que para ella sería "muy traumático" mantener el embarazo, ya que el feto no tiene ninguna esperanza de vida y por lo tanto ahora hay que priorizar la salud y el estado anímico de la madre. La Iglesia, en cambio, se opone al aborto terapéutico o el parto inducido con el argumento de que el bebé tiene derecho a nacer y a recibir el bautismo. Los informes que espera el juez Bruch deben establecer si efectivamente el feto es anencefálico, como ya estableció el comité de biotécnica de la Maternidad Martin, y qué pasaría en caso de que el embarazo llegara a término, entre otras cuestiones. Pero el magistrado pretende conocer además cuáles serían los efectos psicológicos para la mujer en caso de llevar el embarazo hasta el final aún sabiendo que su hijo morirá. En caso de que ambos diagnósticos sean negativos, la posibilidad de autorizar un aborto por considerarlo terapéutico serían mucho más altas. Mientras se aguarda con expectativa la resolución de Bruch, La Capital hizo una ronda de consultas con algunos referentes políticos para saber qué piensan que debería hacer el magistrado. Los resultados de ese relevamiento se publican debajo de estas líneas.
| |