Año CXXXIV
 Nº 49.259
Rosario,
jueves  04 de
octubre de 2001
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Los cambios que necesita la prensa

Edgar Mainhard

El Diario, de Paraná, Entre Ríos, era un producto periodístico antiguo respecto a otros medios gráficos del país que invirtieron en reconvertirse. Excesivamente conservador y con un lenguaje y una forma de abordaje de las noticias que obligaba a creer que los entrerrianos se habían quedado en el tiempo. La ofensiva del Grupo Uno era lógica, como lo sería hoy ingresar a San Juan, donde el Diario de Cuyo es un horror de producto, y encima con todos los problemas familiares que arrastra la familia Montes. Y ya que estamos con problemas de familias, podríamos mencionar el caso de La Gaceta de Tucumán, donde hay un juicio por definirse y que le ha permitido al candidato Ricardo Falú, con excelentes contactos judiciales, obtener un mejor tratamiento para él y Olijela del Valle Rivas. El Uno demolió a El Diario y sin lograr publicidad del gobierno entrerriano que, como ya se sabe, está en quiebra. Entonces, que Etchevehere hable de lavado de dinero en los medios de comunicación, en una probable alusión al Uno, y que esto lo reproduzca el diario Los Andes, de Mendoza, que tiene un pleito con el Uno, en el que ha ganado hasta ahora el Uno, es de malos perdedores. Los Andes debería preocuparse por los problemas internos de sus accionistas de Cimeco y por lograr autofinanciar un producto que debe mendigarle dinero mes a mes a La Voz del Interior, el excelente diario cordobés que también pertenece a Cimeco. La utilización de capitales provenientes del lavado de dinero para adquirir medios de comunicación es el mayor peligro que se cierne sobre la prensa libre, dijo Etchevehere, en su calidad de presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de Adepa. Si el editor tiene una denuncia concreta, que la publique y la ratifique ante la Justicia. Pero no la tiene y se limita a hacer mención a lo que dijo un diputado nacional como Gustavo Gutiérrez, quien tiene un pleito personal con Raúl Moneta, y a comentarios de la diputada nacional Elisa Carrió, recientemente acusada por el ministro Domingo Cavallo de falsificar documentación. El directivo de Adepa no acepta que perdió la competencia en Entre Ríos, que era un mercado cautivo, porque fue un mal empresario, no invirtió, no se modernizó, subestimó a sus lectores, y entonces intenta justificar sus errores. Lo mismo hizo Los Andes, que ahora compara a Moneta con Bin Laden y por esto recibió tres cartas documento la semana pasada, en el inicio de un proceso que perderá. No podemos dejar que se consoliden, impunemente, métodos de corrupción que afectan a nuestras propias entidades periodísticas, que deben competir con grupos financiados con amplios e ilegítimos recursos no sometidos a las normas generales del funcionamiento dentro de un sistema de economía de mercado, señaló Etchevehere. El editor dijo que como vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa para la Argentina de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), solicitará que la entidad continental se ocupe de inmediato de este problema. Pero lo que la SIP no podrá devolverle a Etchevehere es el haber perdido lo que era un mercado cautivo. En tanto, el presidente de Adepa, José Claudio Escribano, subdirector del diario La Nación, manifestó su preocupación por la crisis económica y financiera que azota al país y por la situación de los medios de comunicación. Hay que recordar que Escribano es amigo personal de Fernando de la Rúa, a quien ha aconsejado en múltiples ocasiones. Antes de opinar sobre la recesión, Escribano debería explicar un poco su fervor delarruista, cuando De la Rúa es el líder del proceso político-económico que está llevando a la quiebra a muchos medios de comunicación. Sería un problema si Escribano se desgarra las vestiduras ante Adepa y luego concurre a intimar con De la Rúa en la quinta de Olivos como si nada. Adepa necesita, y merece, una profunda revisión interna para, entonces sí, liderar los necesarios cambios que precisa la prensa argentina.


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