Washington. - El duro invierno afgano es uno de los elementos clave que están evaluando en estos momentos tanto los jefes militares de Estados Unidos como los del régimen talibán, quienes reconocen que la nieve y las bajísimas temperaturas podrán jugar en favor de cualquiera de los dos bandos en la guerra que se avecina.
La operación Libertad Duradera será un enfrentamiento de larga duración y sobre la escarpada geografía de Afganistán -donde Estados Unidos quiere capturar a Osama Bin Laden- ya empezó a nevar. Se espera que en noviembre lleguen fuertes lluvias y que, por las noches, la temperatura baje hasta niveles polares.
Contra los ingleses en el siglo XIX y contra los soviéticos en los 80, el invierno afgano sirvió a la resistencia local para derrotar enemigos más poderosos, pero ahora, gracias a las nuevas tecnologías, el frío y la nieve pueden transformarse en aliados estratégicos, afirmó el ex comandante en jefe de las fuerzas de la Otán, Wesley Clark.
Ahora consejero en temas militares de la CNN, Clark señaló que los seguidores de Bin Laden o los talibán decididos a protegerlo se verán "obligados a revelar" su posición en las casi inaccesibles cuevas de las montañas afganas cuando deban encender fogatas para calentarse.
Si bien el humo escapa a los métodos de vigilancia convencionales, el calor de los fuegos no pasará inadvertido para los satélites de vigilancia, dijo el militar.
El invierno desacelerará los movimientos pero "no detendrá" la ofensiva estadounidense, aseguró por su parte el experto Peter Singer, del centro de estudios Brookings Institution, recordando que los próximos meses servirán también para consolidar ciertas posiciones clave, sobre todo en el norte del país, donde resiste la oposición antitalibán.
Según un informe elevado a las Naciones Unidas por el gobierno ruso, Bin Laden cuenta con al menos 55 bases en Afganistán, con unos 13.000 hombres, en su mayoría árabes y paquistaníes.
La represalia estadounidense deberá apuntar hacia blancos muy difíciles. Las alturas complejas y los milicianos escondidos en cuevas serán objetivos imposibles para los misiles de Washington, así como lo fueron para los soviéticos, por lo que se impondrán las acciones terrestres.
Con ese panorama, "las temperaturas por debajo de los -40 grados, los vientos helados de formidable intensidad, la nieve y las tormentas bloquearán las capacidades de combate de cualquier ejército, por bien equipado que esté", explicó Himmat Singh Gill, un ex consejero militar indio que trabajó en la embajada de Nueva Delhi en Kabul, citado por la publicación especializada Jane's Defence News.
Una pesadilla logística
Los expertos, agrega la publicación, "reconocen que el invierno en Afganistán hace de todas las grandes campañas militares una pesadilla logística", con "nieve bloqueando todos los caminos principales, en especial en el norte de país, haciendo los movimientos dificultosos, si no imposibles, y con las tormentas reduciendo la visibilidad".
"Manejar equipamiento militar bajo el frío extremo se hace muy problemático para las tropas terrestres"", reconoció otro ex militar indio, el coronel Ram Chander, según el cual "todas las actividades de combate, en particular las nocturnas, quedan reducidas al mínimo, casi a niveles insignificantes".
También habrá problemas para los helicópteros. "Incluso los pilotos soviéticos, acostumbrados a operar en condiciones semejantes en su propio país, encontraron imposible actuar en el invierno afgano durante la década de ocupación que concluyó en 1989", señaló el experto Rahul Bedi, de Jane's.
Según Bedi, entre todos los ejércitos del mundo, el de la India parece ser uno de los pocos que cuenta con soldados de élite capaces de combatir en situaciones similares a las del invierno afgano.
"La única ventaja con la que pueden contar los soldados estadounidenses, además de su equipamiento -afirmó-, es el hecho de que no necesariamente deberán tomar y permanecer en posiciones de tierra por períodos prolongados, sino que tendrán tendencia a ser insertados para una operación y luego ser retirados en cuanto la misión concluya". La idea de una campaña de incursiones de este tipo está prácticamente aceptada entre los líderes militares estadounidenses.
Estos son conscientes de que, tal como señaló la publicación Foreign Report, "un golpe quirúrgico, es decir, un misil único que milagrosamente pulverice un enemigo ubicado a miles de kilómetros de distancia después de que un general apretó un botón en Washington" es nada más y nada menos que "un mito". (Ansa)