Washington e Islamabad. - Los militares están listos "y nos harán sentir orgullosos", dijo el presidente norteamericano George W. Bush hablando en la agencia federal de EEUU para la protección civil. Estas frases del presidente se suman a una multitud de indicios que, desde el fin de semana, señalan la inminencia de un ataque de proporciones de Estados Unidos contra Afganistán. Bush firmó asimismo una directiva para dar asistencia directa a los adversarios afganos de los talibanes y dio algunas precisiones sobre la movilización militar de Estados Unidos en la "nueva guerra contra el terrorismo". Entre otros detalles, mencionó 29.000 hombres desplegados, decenas de naves, cientos de aviones y 17.000 reservistas convocados
El Pentágono ordenó ayer el envío de otro gran portaaviones, el USS Kitty Hawk, al Océano Indico para sumarse a la fuerza que debe lanzar la respuesta militar a los atentados del 11 de septiembre. Cuando el poderoso navío llegue a la región, habrá cuatro portaaviones con un total de 300 aeronaves en capacidad de atacar a Afganistán, base de la red de grupos armados de Bin Laden, Al Qaeda. Analistas militares en Washington creen que Estados Unidos podría atacar con bombas y misiles las defensas clave de Afganistán, seguido por una incursión de comandos especiales en busca del fugitivo multimillonario de origen saudita y sus lugartenientes.
Llamado talibán al combate
Ante este panorama, el ministro de Defensa del Talibán pidió a los soldados del movimiento que combatan duro contra cualquier ataque de Estados Unidos. "Combatan duro contra los ataques, defiendan su país", dijo el ministro, el mulá Obaidulá. "Si su enemigo es fuerte, nuestro Dios es más fuerte", añadió.
El presidente George W. Bush dijo que la guerra que declaró contra el terrorismo a raíz de los atentados del 11 de septiembre está avanzando en todos los frentes, al señalar el decomiso de seis millones de dólares y la extradición de un "conocido terrorista", Zayd Hassan Safarini. El detenido fue condenado en Pakistán por participar en el secuestro de un avión en 1986, hecho en el que perdieron la vida dos estadounidenses.
Gran Bretaña, principal aliado de Washington en la ofensiva por capturar a los autores de los atentados, anunció que ha congelado unos 90 millones de dólares que el Talibán tena depositado en cuentas en un banco de Londres.
El vecino Irán, que es una república shiíta y no tiene relaciones amistosas con el Talibán sunita, admitió, por primera vez, que ha estado abasteciendo de armas a la opositora Alianza del Norte afgana. Sin embargo, advirtió que las fuerzas iraníes abatirán a cualquier aeronave estadounidense que sobrevuele su espacio aéreo durante eventuales ataques contra el vecino Afganistán.
El New York Times informó que el presidente George W. Bush aprobó planes secretos para asistir a la oposición al Talibán, incluyendo el posible financiamiento militar. "El objetivo es mejorar su capacidad de movilizarse contra el Talibán. No se limita a un respaldo político", aseguró el diario, citando a un funcionario de Washington.
El gobernante militar paquistaní, general Pervez Musharraf, dijo a la BBC que los días del Talibán parecían estar contados porque se niega a entregar a Bin Laden. Musharraf, quien enfrenta una vigorosa oposición interna por parte de partidos islámicos de línea dura, reconoció que su gobierno había fracasado en "moderar" la negativa del Talibán de entregar a Bin Laden. (Reuters y Ansa)