Jorge Salum
Un juez local pidió ayer la captura de los barrabravas Oscar Alberto Paquito Ferreyra y Andrés Alejandro Pillín Bracamonte, a quienes se busca por su presunta participación en los incidentes ocurridos el sábado en el Gigante de Arroyito, cuando un grupo de hinchas de Rosario Central agredió a los de Nueva Chicago y robó un par de banderas de los simpatizantes del Torito. Paralelamente, una fiscal se disponía a citar al jefe del operativo de seguridad montado por la policía en el estadio para indagar cuántos efectivos había y por qué no pudieron evitar los incidentes. El pedido de captura contra Ferreyra y Bracamonte sorprendió ayer a más de uno, ya que se suponía que Paquito estaba detenido cumpliendo una condena. Sin embargo, fuentes judiciales dijeron extraoficialmente que fue liberado hace un par de semanas, aparentemente porque la Cámara Penal habría revocado una sentencia en la que lo condenaban a un año de prisión por haber participado en la agresión contra el ex barrabrava Marcelo Barberis en una asamblea realizada en el club en enero de 1999. Paquito, o Paco Mono, fue visto el sábado durante los incidentes producidos dentro del estadio integrando el sector de la barra brava que lidera Pillín Bracamonte. Según testigos, varios integrantes de ese grupo agredieron primero a otros hinchas de Central, luego dieron la vuelta al estadio hasta la bandeja donde estaban los simpatizantes de Nueva Chicago y allí los atacaron. En los tribunales se sospecha que al menos Ferreyra pudo haber formado parte de este grupo. Bracamonte, en tanto, habría sido visto ayer en cercanías de los tribunales. Según algunos observadores, lo más probable es que planeara presentarse espontáneamente para aclarar su situación, cosa que los abogados recomiendan habitualmente, pero que cambió de idea cuando supo que había una captura recomendada. Esto implicaría la posibilidad concreta de que se le impute algún delito. Al mismo tiempo, la fiscal Elida Rivoira preparaba la citación para un comisario de apellido Ferreyra, que tuvo a su cargo el operativo de seguridad montado por la policía el sábado. Rivoira tendría preparada una batería de preguntas acerca de los detalles del operativo, que incluyen un interrogante concreto referido a cómo ingresó la barra brava al estadio y otro acerca de por qué los uniformados no pudieron evitar que llegaran hasta donde estaban los hinchas de Chicago. En los pasillos de los tribunales circulaba ayer la versión de que la propia policía podría quedar bajo investigación, ya que se sospecha que no actuó como debía porque los efectivos están disgustados con las autoridades de Rosario Central, que no estarían pagando los adicionales en tiempo y forma.
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