U. G. Mauro
"Cuando hablo con los folcloristas jóvenes ¿cómo les digo que tienen que rechazar el éxito fácil? Es gente que viene del gran agujero de silencio de la dictadura. Hay cosas que no asumieron o que no vivieron o que vivieron desde el miedo de sus propios progenitores y de la sociedad en general. Han tomado la música popular y la llevaron a una exhaltación de la alegría y cierta alegría del folclore a veces parece histeria", expresó entre otros conceptos la cantante y autora Teresa Parodi durante una entrevista concedida a Escenario, en el marco de la gira de promoción de su último disco "El canto que no cesa", un registro grabado en vivo en el curso de distintos recitales ofrecidos en La Trastienda, de Capital Federal. La cantante litoraleña, que llega así a su disco Nº 19 -dos independientes, 13 como solista y distribución nacional, tres compartidos con Antonio Tarragó Ross y Ramona Galarza, y uno hecho en Holanda junto a Ray Brown y al nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy-, se pronunció en duros términos sobre la situación social, reivindicó la militancia de los 70 y expresó su desagrado por la carrera musical que están desarrollando sus ahijados artísticos Los Alonsitos. También expresó su posición respecto a la reciente edición de "Yo tengo tantos hermanos", un tributo de artistas argentinos y españoles con poemas inéditos de Atahualpa Yupanqui, en el que la cantante correntina musicalizó y cantó un poema, "Indio", cuyo autor en realidad fue José Pedroni. -¿Qué tiene de particular "El canto que no cesa" respecto de los demás discos de tu carrera? -Diferencias no le encuentro, salvo el hecho de que se grabó en vivo, algo que sentí que yo necesitaba como autora. Otra cosa, es que 13 de las 16 canciones son nuevas, lo cual es todo un desafío. -¿Por qué un desafío? -Porque estrené 13 canciones ante una platea y grabé también la repercusión que los temas tuvieron entre ese público. Es bueno chequear con la gente cómo nos sentimos, cómo vamos viviendo este país que nos toca en este tiempo. El disco, además, tiene un sonido impresionante y no puedo evitar emocionarme con algunos pasajes, pese a que no entró lo que yo hablaba con la gente. -¿Cuál es el tema más fuerte del nuevo disco? -Creo que "San Cayetano" es la canción más de punta, porque a todos nos preocupa el desempleo, pero fundamentalmente por lo que narra en cuanto a la celebración en sí, con la gente acercándose a la fe porque en otro lugar no encuentran ni respuesta. Peteco (Carabajal) es el autor de la música y los dos coincidimos en que, como dice la canción, "el que debe responder/ no ha de ser San Cayetano/ los que deben responder/ están mirando a otro lado" y que había que decirlo precisamente así. El disco es integralmente un testimonio, aún en aquellas canciones que hablan de los afectos vinculados con los padres, los hijos, los abuelos y el lugar donde estás o naciste. -Pero la idea de lo testimonial en materia de canto popular siempre estuvo relacionada con lo social... -Si, pero estas canciones testimonian un modo de ser que de algún modo se perdió por la parálisis que vivió el país con la dictadura y la vorágine de una democracia que nos metió a las bofetadas en el esquema neoliberal esclavo de las leyes del mercado. No nos dimos cuenta; fuimos cómplices como comunidad y dejamos que nos vendieran muchas cosas y perdimos un montón de momentos y cosas cotidianas que yo quiero recuperar para mí y para todos, ya que soy parte de la gente y a mí también me pasa lo que les pasa a los demás. -Siempre estuviste comprometida socialmente ¿seguís adoptando esa actitud? -Si, absolutamente, y en el disco, a la canción "Creo", que habla sobre eso, no la escribí en vano, sino por que la gente que hace cosas por los demás me hace ver la necesidad de hacerlo. Además de lo que se sabe por los medios sobre mi solidaridad con los piqueteros, las Madres (de Plaza de Mayo), los jubilados y los maestros, siempre que puedo acompaño a la gente en sus pequeñas causas. La gente tiene infinitas formas de plantársele al sistema cuando no obtiene respuestas de donde las debería obtener y, por abajo, la red de solidaridad sigue existiendo. Te aseguro que, pese a todo, existen muchas historias de actitudes solidarias que son muy fuertes, ejemplares y emocionantes. Mientras el país tenga esa forma de recomponerse a sí mismo, aún tenemos resto. -¿Los cantantes están volviendo al canto comprometido? -Creo que sí. Los que somos receptores de lo que quiere la gente, los cantores populares, tenemos que contarlo. Hay que contar esa visión del país que no es la oficial y hay que mostrar las cosas que demuestran que no estamos vencidos. -¿No le tenés miedo a la descalificación, a que te consideren una "setentista"? -Ya me lo dijeron y me lo dicen siempre. No me molesta, al contrario. Cuando éramos adolescentes, nuestra generación trató de luchar -a lo mejor con formas equivocadas- para que esto que vemos hoy no pasara. Cuando los artistas hablábamos del imperialismo nos poníamos en peligro; ahora eso lo dice el ciudadano común porque lo vive cuando le meten la pata en la cabeza. Quizás hicimos un camino audaz o equivocado, pero nosotros sinceramente creíamos en nuestra lucha. Soy una cantora y compositora de música popular y nada de lo latinoamericano me es ajeno, porque además me formé así. Escuchaba toda la música y mis maestros fueron, sin que ellos lo supieran, Violeta Parra, Yupanqui, Zitarrosa, Chico Buarque... Nos juntábanos para cantar eso y a Los Beatles con pasión. Eso es lo que bebí y aparece en las fusiones que hice de rasguidos dobles con habaneras o con guajiras. Lo latinoamericano en música está siempre relacionado. Por ejemplo, hay como una pátina de música negra que envolvió a todo el continente y eso siempre apareció. -Ante las posiciones que adoptás ¿sentís que se te margina? -Presiento que no soy mediática, que no doy el perfil para cantar, aunque para opinar siempre me están convocando, quizás porque soy el disenso permitido (risas). Pero para cantar, algunas canciones mías parece que no dan con el target, con el perfil. Yo no creo que tenga tan fea nariz (risas). Esto tiene que ver con que se ha instalado algo muy light, pasatista, algo que no es tan censurable si se considera también que la gente está muy agobiada con la realidad. De todos modos, hay que seguir haciendo esto. Por tal motivo, el disco se llama "El canto que no cesa", parafraseando el título de la obra de Miguel Hernández, "El rayo que no cesa". -¿Cómo ves el panorama actual del folclore? -Yo tomo cierta distancia en ese tema. Creo que no todos los artistas jóvenes tienen los mismos valores -porque valores, algunos tienen-. Cuando hablo con los folcloristas jóvenes ¿cómo les digo que tienen que rechazar el éxito fácil? Es gente que viene del gran agujero de silencio de la dictadura. Hay cosas que no asumieron o que no vivieron o que vivieron desde el miedo de sus propios progenitores y de la sociedad en general. Han tomado la música popular y la llevaron a una exhaltación de la alegría. Cierta alegría del folclore a veces parece histeria y hace saltar, como en el fútbol, un montón de impotencias en el público. -Como madrina artística de Los Alonsitos, ¿te gusta lo que están haciendo? -No me gusta para nada, y eso me apena, porque son artistas que tienen con qué hacer cosas mejores. Pero les pasa como a los hijos. Entran de golpe en la adolescencia y así como entran de lleno en algo salen y si escucharon alguna otra cosas mientras les sucedía todo lo de su carrera, en una de esas vuelven a tomar esas líneas que quedaron en la memoria. Espero que en algún momento, Los Alonsitos y otros grupos de chicos que tienen con qué -porque hay otros que son meramente mediáticos y vaya a saber uno en qué terminarán-, que tienen el fuego sagrado, pueden volver a tomar el camino. Y ni siquiera hablo de una canción comprometida con lo social, sino comprometidos en lo ético del artista. Los Alonsitos andan como jugando y les va bien y hay que comprenderlo desde otro lugar. -¿Qué participación tuvo tu hijo Camilo en esto? -El fue el arreglador y director del grupo y toca la guitarra en este disco. Los restantes músicos son Raúl Miño, que es mi acordeonista de siempre y esta vez conté con la participación de un rosarino, José Luis "Colo" Belmonte en percusión porque mi baterista original anda por Europa. El disco fue en vivo, pero el bajo de Pato Batalla lo incorporamos en estudio. Hay doce canciones con letra y música mía, dos de Camilo y después puse la letra para "San Cayetano" que musicalizó Peteco y yo a su vez musicalicé "Glosa del zafrero", del poeta salteño Jorge Calvetti. -¿Cuándo venís a Rosario a presentar "El canto que no cesa"? -Precisamente, estoy haciendo gestiones para conseguir una sala. Estimo que a este disco lo voy a mostrar aquí entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre con los músicos que me acompañan siempre.
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