Las empresas basadas en la innovación, más usualmente conocidas como tecnológicas, poseen una fuerte capacidad en materia de dar empleo. Así lo verifica un estudio privado, que compara la relación entre activos y puestos de trabajo de las empresas para diversas actividad, para verificar que otros rubros requieren entre 3 y 22 veces más de capital que las firmas de la nueva economía para crear una misma cantidad de empleos.
El análisis surge del cociente entre activos y empleos que se realizó para las 17 Ebis (empresas basadas en la innovación, sectores del software y electrónica) de Rosario, por un lado, y para seis empresas representativas de los sectores siderurgia, autopartes, alimentos y maquinaria agrícola, por el otro.
Se trata de un trabajo del área de Innovación y Entrepreneurship del Idied, Universidad Austral, elaborado por Eduardo Remolins y María Marta Coria.
En las tecnológicas, un puesto de trabajo requiere un capital de aproximadamente $10.000.
En cambio, en un conjunto de empresas santafesinas, que van desde el sector siderúrgico hasta el alimenticio, los requerimientos de capital por puesto de trabajo van de los $29.000 a los $222.000, es decir hasta 22 veces más.
Además, si se toma el requerimiento de capital para crear un nuevo puesto de trabajo que demandaron inversiones greenfield (es decir empresas que montaron plantas nuevas) los números trepan hasta $323.000 y $370.000 para inversiones realizadas en la década del noventa, relacionadas con metalmecánica y servicios, respectivamente.
En este caso el análisis del cociente entre inversión total y empleo permite concluir que para crear un puesto de trabajo nuevo en esos casos cuesta más de 300 mil pesos (o requiere de una inversión de mas de $300.000 por puesto de trabajo, lo que es lo mismo). Esto significa, un millón de dólares para dar empleo a tres personas.
Plan canje: empleo por impuestos
Las empresas tecnológicas tributan ingresos brutos con una alícuota del 3,5 por ciento, mientras que las empresas industriales que se radican en la provincia tienen una exención de todos los impuestos provinciales de hasta 10 años, incluyendo obviamente ingresos brutos.
¿Qué sucedería si esas 17 empresas estudiadas no tributaran ingresos brutos? Por año se ahorrarían 1.130.956 de pesos, ya que su facturación combinada es de 32.313.024 millones.
Ese ahorro anual les permitiría crear 104 nuevos puestos de trabajo cada año. ¿Es razonable pensar que efectivamente transformarían ese ahorro en nuevos puestos de trabajo?
La respuesta de los investigadores es sí. Los activos de las Ebis se explican básicamente por las inversiones iniciales que realizaron los emprendedores y por las reinversiones que realizaron de sus utilidades durante todo el período de evolución de sus empresas.
Mientras que las inversiones iniciales han sido siempre casi insignificantes (aproximadamente 30 mil pesos por empresa), las reinversiones de utilidades explican el grueso de su capital, representando casi 420 mil pesos por empresa. Y esa ampliación de capital fue acompañada de aumento de su facturación y empleo.
Plata para reinvertir
Es razonable suponer, se sostiene en el estudio, que el ahorro derivado de una reducción de la alícuota de ingresos brutos se destinaría inmediatamente a reinversiones y, consecuentemente, a una ampliación del personal tomado por las empresas del sector.
Esta ha sido su conducta en el pasado, necesitan capital y tienen proyectos detenidos. Eso explica los contactos con inversores que se multiplican en los últimos meses.
Cabe aclarar que las empresas tecnológicas rosarinas encontraron siempre dificultades para financiarse, de ahí que recurran a la reinversión de utilidades como principal mecanismo de financiación.
Por otro lado, esta modalidad les impidió crecer mas rápido aún y son numerosas las empresas que tienen proyectos "en carpeta", esperando poder financiarlos y lanzarlos al mercado.
En esta categoría se cuentan desde proyectos de exportaciones a mercados latinoamericanos, hasta desarrollos de nuevos productos.
No es alocado suponer que un alivio impositivo tomaría la forma de reinversión del ahorro y, posteriormente, de ampliación del número de puestos de trabajo a partir de la reactivación de proyectos demorados.
Finalmente, es llamativo el hecho de que este sector productivo paga la alícuota máxima de ingresos brutos al fisco provincial, aunque sólo un 29 por ciento de ellas logra venderle algo al Estado. El dinero va, pero no vuelve.