Año CXXXIV
 Nº 49.254
Rosario,
domingo  30 de
septiembre de 2001
Min 16º
Máx 18º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Budapest
Víziváros, la ciudad de las aguas termales

Patricio Pron

En una ciudad pueden vivir muchas, pasando desapercibidas para muchos. En Budapest, por ejemplo, está Víziváros o la Ciudad de las Aguas, conocida así desde la Edad Media debido a sus numerosas fuentes termales.
Enclavada en la margen derecha del Danubio, en la ciudad propiamente llamada Buda, entre el Puente de las Cadenas y la colina del Palacio Real, Víziváros tiene hermosas fachadas barrocas en la Corvino tér y alberga la bella Iglesia de Santa Ana.
El mayor de sus encantos, sin embargo, sólo se descubre al atravesar la puerta de los Király Gyógyfürdó, unos baños construidos durante la ocupación turca del siglo XVI y desde entonces escasamente modificado. Al ingresar un encargado provee al visitante de una cabina donde desnudarse y dejar sus pertenencias. A cambio le da una llave y un pequeño retazo de tela para cubrirse las partes nobles, o por lo menos la parte delantera de las partes nobles.
En ese momento el visitante está listo para el deslumbramiento: un edificio del siglo XVI que se conserva sin modificaciones y en el que se vive un mundo completamente diferente. Hombres desnudos recorren la sala central abovedada sostenida por cinco columnas conversando entre ellos, leyendo un periódico húmedo o jugando al ajedrez en unos tableros montados sobre una almohadilla flotante. Alrededor de la piscina central se encuentran cuatro pequeñas fuentes con diversas temperaturas. Atravesando una puerta puede entrarse al sauna.
En el Víziváros se encuentran también el baño Rudas y los baños del legendario Hotel Gellért, cuya vistosa decoración art decó los convierte en los más suntuosos de todos. En 1918 se construyó la piscina de olas artificiales, la primera de Europa Central.
Una curiosidad es el Széchenyi, en Pest, cuya piscina de aguas termales al aire libre ofrece la curiosa vista de cientos de personas metidas en el agua termal gracias, en invierno, a agujeros practicados en el hielo. Otra piscina de este tipo existe en la isla Margarita, en el Danubio, cuyas propiedades ya conocían los romanos.
Los baños suelen tener días para hombres y otros para mujeres. Es conveniente informarse previamente. No se preocupe: los cuerpos perfectos son una excusa de las mentes pequeñas.



El Parlamento de Budapest se alza sobre el Danubio.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados