Fernando de la Rúa reitera que no habrá cambios de rumbo ni de nombres pero las campanas llaman a duelo con el pronunciamiento ciudadano que se viene encima. A veces, el gobierno parece haber perdido el rumbo, sea porque algunos ministros clave hacen declaraciones que por su imprudencia deben ser rectificadas o porque la palabra presidencial es ambigua.
El secretario de Seguridad, Enrique Mathov, se fue de boca con eso de que Argentina no es un país seguro y el ministro del Interior, Ramón Mestre, como si tuviera línea directa con el vandalismo, afirma que aquí no se repetirán atentados porque la meta terrorista son los países desarrollados. ¿Falta de idoneidad? ¿Desorientación?. Otro, Domingo Cavallo, llama a votar contra la Alianza como si no fuera esta coalición, renga o deshilachada, la que está en el gobierno. El ministro de Economía, aunque diga lo contrario, tiene su propia política para el Mercosur, y el presidente le tolera este y otros exabruptos.
Con semejante confusión, opiniones sobre reclamos militares, un término que pertenecería al pasado, a fin de que se les amplíen facultades para intervenir en tareas internas de inteligencia, cobran veracidad. Lo niegan en el Ministerio de Defensa: "No habrá reformas a las leyes de defensa y seguridad", dice un vocero competente, quien refuta que hayan existido reclamos castrenses después del fatídico 11 de septiembre. Con todo, reconoce que en algunas de las llamadas "fronteras secas", donde no alcancen los efectivos de Gendarmería, el Ejército asumirá algunas tareas de vigilancia: en caso de tener que proceder "deberán llamar a los gendarmes". Hay en cambio una discusión no terminada: cómo mejorar las tareas de inteligencia, hoy dispersas. Teóricamente, deberían ser coordinadas por la Central Nacional de Inteligencia a cargo de Horacio Lapieza Spota, cuyo apego al trabajo no deslumbra. La última reunión del CNI, secreta, debió dirigirla el titular de la Side, Carlos Becerra, el superior jerárquico del organismo unificador, en busca de mayor eficiencia. Aunque parezca mentira, recién ahora se termina por reglamentar la ley de defensa de 1988. La traba: el artículo 31, que fija las competencias de cada fuerza. Allí se define qué es inteligencia interior y de su lectura se extrae una conclusión: que los problemas sociales no son materia de la ley.
Con todo, queda pendiente un viejo proyecto del ministro Horacio Jaunarena sobre el sistema de coordinación. Este quedará a cargo de un civil designado por el presidente, y la Side reportará a ese funcionario. Los expertos dicen que hay que escuchar las experiencias francesas y, especialmente, las británicas, que se orientan a formar especialistas para comprender cómo piensan los activistas del terrorismo, y sus motivaciones, para así enfrentarlos. Nueva York, con su política de tolerancia cero, que le dio rédito en algún momento a su alcalde, Rudolph Giuliani, no pudo prever el caso de las Gemelas. Todo lo referido a inteligencia está en discusión, como también los escenarios político-sociales para después de las elecciones legislativas.
Cavallo no tiene conejos
Los cambios que en la arena internacional añadieron la necesidad de nuevas definiciones, como qué medidas podrían aplicarse para sacar a la Argentina del marasmo del estancamiento de más de 40 meses, que es una de las cuestiones por las que el Mercosur entró en un nuevo chisporroteo entre Argentina y Brasil al que se añade el loco divagar del real. "(Domingo) Cavallo no sólo ya no saca conejos de la galera sino que ha perdido la galera", dice en confidencia otro ministro preocupado por el futuro. Con todo, ni este alto funcionario ni en el riñón del radicalismo creen, a pesar de las especulaciones que rondan por los mentideros políticos, que De la Rúa se desprenderá de su ministro de Economía, aunque los resultados del 14 de octubre podrán ser leídos como un revés para Cavallo. "¿A quién poner?", se pregunta el gobernador Carlos Ruckauf cuando habla en off.
Las estadísticas son aterradoras: el parque industrial trabaja a desgano, lo que condice con la caída del PBI, la ausencia de inversiones, la nueva escalada de desempleados, el incremento de la marginalidad, el parate en el comercio, pesadas planchas que asfixian al hombre común que no cree que los políticos puedan revertir la situación. En Laferrere (en el tercer cordón del Gran Buenos Aires) Elisa Carrió, que tiene una imagen positiva abrumadora, no pudo evitar escuchar voces de viandantes contrarias a los políticos en un acto proselitista. "Los que gritaban no sabían que estaba ella en el mitin; no había un cartel identificador", se consuela un dirigente del ARI. Pero se les repite a todos los candidatos en algún momento de su proselitismo. A dos domingos de las elecciones legislativas esta situación no tiene precedentes. Ningún partido se atreve a hacer un mitin de envergadura, la escasez de fondos hace imperceptible la campaña electoral, aunque tome cuerpo los próximos días, más por dinero logrado a último momento para spot televisados que por interés ciudadano. No se trata de la rutina democrática, como suponen algunos analistas: de no comprenderse lo que pasa y revertir con paciencia y hechos esta mezcla de desconcierto y bronca, puede derivar en caldo de cultivo para un demagogo afortunado. ¿Serán el voto en blanco y los sufragios impugnados los protagonistas del 14? ¿O como en las presidenciales del Perú, donde se creía lo mismo, a último momento la mayoría prefirió votar positivo? \
El arancel de la discordia
No ya el FMI, sino los hechos tercos, desmienten a Cavallo y sus previsiones de crecimiento. Para peor, el ministro la emprende nuevamente contra Brasil como si el vecino fuera el causante de nuestras desdichas. Es cierto que el desfasaje del real afecta a la industria, pero de igual manera inciden la baja productividad y el hecho de que el Mercosur no se ha planteado grandes emprendimientos comunes. La Unión Industrial ha propuesto, con respaldo de Cavallo, suspender transitoriamente el arancel externo común, que sería un golpe para la unión aduanera y un aliento al proteccionismo. Pero Brasil abriría en ese caso el mercado del trigo a los EEUU, donde hay sobreabundancia, y al Canadá. También afectaría al petróleo, los lácteos, etcétera.
El ministro de Desarrollo y Comercio Exterior, Sergio Amaral, contra la opinión del canciller, Sergio Lafer, se manifestó a favor de poner en stand by al arancel común. Cavallo no debería tomarla como una buena noticia. Es el síntoma de una tendencia "a abandonar a la Argentina a su propia suerte", comentó a La Capital un diplomático brasileño. Otros creen que Amaral busca espacio para llevar adelante una política proteccionista, antagónica al Mercosur. ¿Entramos en una etapa ajena a la ortodoxia? ¿Acaso EEUU no apela a Keynes para enfrentar la recesión? \El diplomático tiene otra visión: "Cavallo quiere destruir toda una construcción diplomática, la más importante en la historia de los dos países, dando además la impresión al Brasil y al mundo de que la Argentina no es un país confiable. No se entiende por qué Cavallo no quiere la Unión Aduanera, en la cual la Argentina ha tenido ventajas: fue el único país que logró superávit en el comercio con todos los socios desde su implantación. En cambio, quiere adherirse al Nafta, con el cual la Argentina sólo ha tenido déficit en el mismo período". En la misma melodía, Luis Pagani, presidente de Arcor, razona: "No te podés pelear con quien te compra un tercio de lo que exportás".
Pero, ya se vio, la Unión Industrial no piensa lo mismo y Paolo Rocca, del grupo Techint, adhiere: "El Mercosur es insostenible, como está ahora. No hay razones para invertir en la Argentina si existen mejores oportunidades en Brasil". Pero, ¿las habrá, si se quiebra la Unión Aduanera, aun transitoriamente?: Brasil sigue siendo un gran mercado, la Argentina no, piensan en el gran vecino. Además: según los tratados de Asunción y de Ouro Preto, si un país sale de la Unión Aduanera debe continuar manteniendo por dos años las ventajas del bloque comercial para los países que continúan en él. Consecuencias: Brasil podrá seguir vendiendo aquí sus productos sin aranceles, pero podrá aplicárselos a los productos argentinos.
Siempre la deuda externa
Es probable que los directivos de la UIA piensen que su reclamo obligará a Brasil a negociar salvaguardas contra las devaluaciones para productos puntuales. De todas maneras, su coincidencia con Cavallo es llamativa, habida cuenta de que los industriales quisieran verlos fuera del gabinete. Sus recientes contactos con Raúl Alfonsín, Eduardo Duhalde, las dos CGT, se han entendido como formando un frente contra la política del ministro que, a juicio de todos ellos, lleva a un callejón si salida. De la Rúa ordenó conformar una comisión ad hoc, con Adalberto Rodríguez Giavarini, Christyan Colombo y Cavallo, para que encaren el discurso de la negociación que en pocos días tendrá lugar en San Pablo. La idea presidencial era sacarle potestades a Cavallo y darle un papel elevado al canciller, sumamente respetado en el vecino país. Pero el ministro no pudo con su genio. Sin consultar dispuso medidas arancelarias que enrarecen los movimientos diplomáticos. E hizo algo más: amenazó con irse si no le daban el control de la relación con Brasil. Y lo obtuvo. En el Palacio San Martín se escuchan quejas: "Si el Presidente fuera claro, Cavallo no se atrevería a tantos desafíos". Es probable. Sería necesario llevar a la mesa negociadora una propuesta positiva, que contemple los intereses argentinos, pero que subraye la tendencia al mantenimiento del proceso integrador que atraviesa por su mayor crisis y da espacio para especular si sobrevivirá.
La situación es más compleja y no sólo por dos tipos de cambio ahora antagónicos. Hasta hoy sólo la Argentina tenía un problema con su deuda externa del que no ha encontrado aún un camino superador. Ahora Brasil entra en el mismo terreno fangoso y algunos creen que en peor situación que la Argentina. Se piensa en círculos económicos que el gobierno norteamericano, en especial su secretaria del Tesoro, va a tomar cartas en el asunto. No es caridad: en la actual situación mundial, un desbande entre dos de los grandes países latinoamericanos incidirá sobre todo el mundo, en tiempos de recesión extendida a la mayor parte del planeta. La crisis de Wall Street de 1929 sería un chiste al lado de esa posibilidad. ¿Los remedios? Todos danzan alrededor de ideas sobre recompra de la deuda externa, como la que sondean ahora Cavallo y Daniel Marx, sin suerte efectiva, por ahora, aunque la exigente Standard and Poor's prevé un 2002 más tranquilo para la Argentina. Así y todo, algunos académicos norteamericanos no descartan promover para los dos países y simultáneamente, un concurso de acreedores. Lo que significa acomodar los pagos a las posibilidades del deudor, que está obligado a duros condicionamientos. Parte de ellos ya se aplican aquí con el déficit cero, pero como se ve, a pesar del éxito en los dos meses de aplicación, no alcanza. No es fácil que Brasil acepte semejante purgante. Podría ser la partida de nacimiento del Alca, el objetivo no olvidado de la administración Bush y en las peores condiciones de negociación.