Año CXXXIV
 Nº 49.254
Rosario,
domingo  30 de
septiembre de 2001
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Claudio Ariel Godoy fue baleado en Arijón y Circunvalación
Reclaman que se investigue la muerte de un chico de 15 años
La policía lo vinculó con el asesinato de un gendarme, ocurrido poco antes. Los familiares niegan esa versión y dicen que fue víctima de un procedimiento irregular

Paola Irurtia

Familiares de Claudio Ariel Godoy, un chico de 15 años muerto en un confuso episodio en el que también resultó asesinado un gendarme, reclamaron que ambos hechos se investiguen en forma separada y denunciaron que el adolescente fue "fusilado por la policía".
El episodio ocurrió el 20 de julio pasado en Arijón y avenida de Circunvalación. Claudio Godoy murió baleado por la policía en un supuesto tiroteo ocurrido poco después de que en un mercado situado en avenida del Rosario y Francia fuera asesinado el sargento Mario Olivera, de la Gendarmería.
En principio trascendió que el sargento Olivera había resistido un robo y luego que fue muerto tras una violenta discusión con tres jóvenes. La investigación, a cargo del juez Jorge Eldo Juárez, concluyó que el chico que cayó muerto estuvo involucrado en ese altercado.
Según relató Rubén Godoy, de 38 años y padre del menor, el día de los hechos Claudio Godoy organizaba una reunión para festejar el día del amigo, a pocos metros del supermercado donde fue baleado el sargento Mario Olivera, que custodiaba el lugar.
Para el abogado Erik Daza, que representa a la familia Godoy, los dos hechos requieren de investigaciones separadas. "Una cosa es la muerte del gendarme y otra la del chico. Son dos víctimas y dos autores diferentes, por eso no hay razón para que el juzgado unifique las causas", indicó. "Habría que investigar cómo fue el episodio en el que murió Godoy, porque ningún hecho justifica una ejecución sumaria", señaló. En ese sentido, remarcó que la fiscalía solicitó algunas medidas para esclarecer la muerte del chico.
El padre de Godoy sostiene que ningún testigo reconoció a su hijo como la persona que le disparó al gendarme y que la policía le atribuyó el episodio "porque necesitaba un culpable". El hombre denunció que a su hijo no le efectuaron las pruebas para determinar si había disparado un arma.
También asegura que uno de los dos agentes que participaron en el tiroteo en el que murió el chico se negó a declarar. "Eso quiere decir que no está de acuerdo con lo que dijo su compañero", indicó. Según pudo saber Godoy, el agente que disparó contra su hijo dijo que lo hizo a tres metros de distancia. El hombre, que estuvo en el lugar cuando mataron a su hijo, asegura que los disparos fueron efectuados desde una distancia menor. "Quisiera saber quién fue el que disparó contra mi hijo, y si sigue trabajando, porque es un asesino y no debería estar en la policía", indicó.
La búsqueda de los atacantes del gendarme fue particularmente violenta. Después del tiroteo frente al negocio, en el que Olivera y un vecino resultaron heridos, se produjo otro a las pocas cuadras, con la participación de un agente del Cuerpo de Guardia de Infantería que se encontraba franco de servicio. Y un tercer episodio con disparos ocurrió minutos después, y terminó con la muerte de Godoy. El cuerpo del chico tenía dos impactos en el pecho, del lado derecho, a una distancia de 5 centímetros entre sí, y otro en una pierna, que habría recibido poco antes.
Otro punto que les llama la atención de los familiares es que de acuerdo a la versión oficial fueron tres los jóvenes que se discutieron con el gendarme, y nunca surgieron detenciones por esa investigación.

Barrio de perdición
Claudio vivía a unas 10 cuadras del negocio frente al que murió el gendarme. En el mismo barrio vive su novia, Marisa Díaz, de 19 años, que ahora cursa el quinto mes de embarazo. El muchacho era ayudante de albañil. Trabajaba junto a su padre y su tío desde los ocho años.
"No era un delincuente, como dijo la policía. No tenía más antecedentes que una detención de pocas horas por haberse defendido de un borracho que lo agredió cuando salía de la casa de su novia y lo acusó de tener un arma que nunca tuvo", contó Godoy. Tras ese incidente, una razzia en el barrio en el que la policía de la seccional 18ª detuvo a un hermano y dos primos de Claudio, provocó que el padre del muchacho interpusiera una denuncia por amenazas de muerte ante el juez de menores Juan Leandro Artigas.
"De los chicos que detuvieron esa tarde, entre mayo y junio, la policía separó a todos los de apellido Godoy, uno de ellos de 13 años. Les preguntó por Ariel, o Beto , y les mandó a decir que tenían un cajón preparado para él. Dijeron que era un pistolero, y que los únicos que podían andar con máquinas eran ellos. Así cumplieron", dijo el hombre.
Rubén Godoy nació en el campo, tiene seis hijos más, entre 19 y 5 años. Hace tres que vive en el barrio al que la Municipalidad los trasladó desde un asentamiento cercano al puerto. Su esposa, Catalina Cáceres, de 43, trabaja en el comedor escolar, y también en su casa, como modista. "Venir a este barrio fue una perdición. Antes vivíamos todos juntos, la familia entera, como en el campo. Los chicos iban y venían con tranquilidad. Desde que llegamos acá empezamos a ver peleas, problemas, y después esto. Ahora si los chicos salen nosotros no dormimos hasta que los escuchamos de vuelta", dijo apesadumbrado.



Claudio Godoy (izq.) falleció tras recibir dos balazos.
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