Islamabad, Pakistán. - La población de Afganistán, una de las más sufridas del mundo, podría estar a las puertas de una tragedia humana en gran escala al encontrarse ahora atrapada con las fronteras cerradas, la rápida escasez de alimentos y la posibilidad de una nueva guerra. "Es imposible evaluar lo mal que está la situación", afirmó Rupert Colville, funcionario de una agencia de la ONU para los refugiados. “Es casi inconcebible, y nadie puede entrar para filmarla o describirla".
Sin importar lo que ocurra, los acontecimientos en Afganistán podrían degenerar rápidamente en una de las peores crisis de la humanidad. Colville y otros sostienen que la situación amenaza con parecerse a la catástrofe de Ruanda o los peores días de Bosnia.
El invierno llegará en unas semanas y los pasos fronterizos están cerrados. Los intentos de socorro se encuentran prácticamente paralizados. En Afganistán, las temperaturas en invierno llegan a los 40 grados bajo cero.
En las zonas más remotas, indican los miembros de las organizaciones de socorro, la situación se aproxima a una hambruna y empeora día a día.
Centenares de miles de afganos se encuentran junto a las fronteras, intentado escapar. Los países vecinos de Afganistán les han negado el paso. "Millones de personas se encuentra en un estado extraordinariamente terrible", indicó Colville desde la ciudad paquistaní de Quetta. "No son talibanes, ni combatientes, ni amigos de Osama Bin Laden. Solamente afganos ordinarios".
No conocen un doctor
Muchas personas se vieron sorprendidas en aldeas míseras situadas a una semana de viajar en burro del comercio improvisado más cercano. "Conocí afganos que no saben lo que era un doctor, y mucho menos haber visto uno", dijo Colville. Si comienzan los bombardeos o las incursiones militares, los civiles ya debilitados tendrán que llegar hasta campamentos de refugiados distantes. Muchos tienen demasiada edad o están enfermos para ser trasladados y los que se queden con ellos podrían morir.
Los miembros de las organizaciones de socorro resaltan que en los Balcanes y en Ruanda, la calamidad apareció rápidamente y muchas personas lograron escapar a campamentos de refugiados de sus vidas normales diarias. En Afganistán, la situación es diferente. "Esta gente ha sido afectada por 23 años de conflicto, una década de abandono por parte de la comunidad internacional y cuatro años de sequía devastadora", dijo Colville.
Masas de agotados refugiados comenzaron a desplazarse. Algunos abandonaron las ciudades para dirigirse a zonas rurales. Otros intentan abandonar el país. Muchos están debilitados y son vulnerables tras años de penurias y privaciones. (AP)