Algo más que control mental necesita el chileno Marcelo Ríos para atemperar su fuerte carácter. Eso sí, no tiene inconvenientes para utilizar sus poderes de hipnosis y detener la pelota en el aire para pegarle sin dificultades. Su rival, Sebastien Grosjean, no se dio cuenta de este ardid y cayó sin contemplaciones en dos sets en el torneo de Hong Kong. El Chino encontró finalmente el método para ir recuperando de a poco el nivel que lo llevó a estar entre los top ten. Ahora le falta recurrir a alguna técnica para cambiar su malhumor, aquel que lo traicionó en los Juegos Olímpicos de Sydney cuando se negó a llevar la bandera de su país en la ceremonia inaugural porque no le dieron entradas para su familia.
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