Un nutrido grupo de taxistas paseó ayer su bronca por el centro de la ciudad para protestar por la "invasión indiscriminada" de remises ilegales. La protesta no sólo provocó un caos en el tránsito, también hubo roces con la prensa, un chofer quedó casi inconsciente por no querer plegarse a la medida, cientos de taxis que intentaron seguir trabajando fueron capturados, hubo trompadas en pleno centro, parabrisas rotos, trolebuses varados, y el corazón de la ciudad se sumergió en una anarquía durante más de doce horas. Hacia el final de la jornada, una reunión en la seccional 2ª destrabó el conflicto, cuando las autoridades se comprometieron a agudizar los controles para impedir la actividad ilegal, y los manifestantes acordaron un impasse de una semana.
La protesta se generó a raíz de un presunto acuerdo entre el intendente Hermes Binner y su par de Villa Gobernador Gálvez, Pedro González, que -según los taxistas- provocaría una inminente "invasión de remises truchos" en las calles rosarinas. Situación por demás de trascendente para que ayer lanzaran un paro por tiempo indeterminado y luego pasearan su furia por el centro de la ciudad.
El prólogo del conflicto se escribió en la Plaza Sarmiento. Allí, unos 300 taxistas se autoconvocaron desde las 9 y, luego de deliberar varias horas, comenzaron una marcha por las principales arterias del centro.
La tensión fue creciendo. Los taxistas que habían decidido no adherir a la medida fueron literalmente secuestrados por sus colegas. El mecanismo fue sencillo, cortaron el tránsito en la esquina de una calle y así dejaron atrapados a todos los que ingresaron por el otro extremo de la cuadra.
El primer roce llegó en Mitre y Rioja, cuando un grupo de los que impulsaban el paro destrozó el parabrisas de un colega que había decidido trabajar. Una cuadra más adelante, la tensión alcanzó también a periodistas y reporteros, con quienes los organizadores tuvieron algunos roces, a los que algunos representantes gremiales buscaron luego poner paños fríos.
En rigor, la protesta comenzó como una autoconvocatoria por fuera de toda organización sindical o empresaria, aunque después algunos se plegaron a la medida.
Bronca, piedrazos y heridos
La esquina de Paraguay y Rioja fue el epicentro de la violencia. Mientras algunos choferes que no quisieron parar huyeron marcha atrás por Paraguay, otros optaron por seguir adelante y hacer frente a la furia de sus colegas.
Esta opción fue la que eligió el conductor del chofer de un taxi renault 9 con la licencia número 1884. Terminó semi inconsciente luego de que un puñetazo destrozó la ventanilla de su auto y los vidrios le impactaron en la cara. Los impulsores del paro cayeron con fuerza sobre su auto. El malogrado taxista quedó con su vehículo cruzado en la vereda y en estado de shock.
Minutos después, algunos intentaron agredir al fotógrafo de La Capital porque, a su entender, sacaba muchas fotos. Sólo la mediación de otros taxistas salvó al reportero de algunos golpes seguros.
Lo cierto es que todos los acontecimientos sucedieron en plena tarde ante los asombrados ojos de varios rosarinos y en lo que pareció ser una especie de zona liberada, que se caracterizó por la nula o escasa presencia policial. No obstante, hacia la noche los uniformados se transformaron en un factor clave para destrabar el conflicto. En la seccional 2ª, autoridades municipales y policiales acordaron con los taxistas una tregua de una semana. En ese plazo se comprometieron a armar un "plan de trabajo" para agudizar los controles y la detección de remises truchos, además de resolver una reunión para hoy en la Secretaría de Servicios Públicos de la Municipalidad.
Al cierre de esta edición, la situación comenzaba a normalizarse en la conflictiva plaza.
Había pasado una tarde caótica. En San Luis y Paraguay dos choferes se propinaron una fuerte golpiza. "¡No voy a parar!", gritó uno de ellos mientras le asestó un tremendo derechazo en plena mandíbula a un colega que intentó impedir que siguiera trabajando. El irascible taxista intentó luego descargar su ira contra un camarógrafo de canal 5 que tomó imágenes de la pelea.
Hacia las 20, el secuestro de taxis que no se plegaban a la medida continuó en San Luis y Corrientes. Así, más de 200 autos quedaron estacionados en las inmediaciones de la Plaza Sarmiento. Aquellos que no quisieron detenerse recibieron huevazos, patadas, insultos y amenazas.