La sensación siempre es la misma. Más allá del resultado, por encima de la deficiente performance de Atlético del Rosario. Es muy difícil jugar contra el San Isidro Club. Lástima que la referencia no esté sólo vinculada a las bondades rugbísticas del conjunto zanjero. Los arbitrajes siempre son un problema cuando enfrente está el equipo de Boulogne. Sería una obviedad señalar que para el presente de Atlético del Rosario, un arbitraje no demasiado ecuánime es harto suficiente como para dejarlo fuera de carrera ante cualquier adversario. SIC fue el ganador por 44 a 33 porque supo aprovechar sus momentos y las lagunas de Plaza que arrancó bien (17-5), terminó abajo en el primer tiempo (20-22), después quedó bastante lejos (23-36), se acercó a tiro de penal (33-36) y se desbarrancó. La mención hacia el arbitraje del debutante Witold Stalgis no es antojadiza. Simplemente está vinculada con las históricas concesiones que supo recibir el SIC más allá de que ayer no le haya hecho falta que lo beneficiara un decimosexto jugador para quedarse con los puntos en juego. Stalgis no sólo no estuvo a la altura de las circunstancias, sino que perjudicó al equipo local en un par de fallos que pudieron poner a Plaza más cerca del ingoal visitante cuando el partido se emparejó allá por los 23 minutos de la segunda mitad. Debe consignarse no obstante, que el partido fue muy entretenido, ágil, con unas cuantas imprecisiones, pero con la regularidad de SIC como elemento desestabilizador del resultado. Allí estuvo la clave del triunfo del San Isidro Club: jugó casi siempre en un mismo nivel. La referencia hacia Atlético del Rosario en este punto es diametralmente opuesta. Plaza fue un equipo espasmódico, ciclotímico, con picos buenos y de los peores. En realidad, ni más ni menos que una extensión de lo que fue todo el torneo para el campeón que ya dejó la corona en poder de Alumni. SIC tuvo en la entrega de su pack de forwards y en la extraordinaria actuación de su wing Alais los argumentos más importantes de una victoria inobjetable que sólo encontró oposición del otro lado con el pie de Torno, la experiencia de Gerosa y las ganas de Belotti. Un final de torneo previsible para un equipo que sufrió una sangría imposible de sobrelllevar. Un mal que probablemente también lo acompañe en la próxima temporada.
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