Nueva York. - El alcalde Rudolph Giuliani aseguró ayer que no abandonará la tarea de buscar sobrevivientes del atentado, aunque reconoció que las probabilidades de encontrar a alguien con vida son muy pocas. Nueva York hizo una pausa para recordar a las víctimas del ataque terrorista, que se calcula suman varios millares. "No tenemos esperanza sustancial alguna que podamos brindar acerca de que hallaremos sobrevivientes", dijo Giuliani. "Tenemos que preparar al público para esa realidad abrumadora".
En Nueva York, las estaciones de radio y televisión tocaron el himno nacional o hicieron escuchar el repicar de campanas y música fúnebre, marcando el minuto en que la famosa silueta de la ciudad fue cambiada para siempre y el país fue sumido en la incertidumbre bajo la sombra de una inminente guerra y recesión económica. Hasta ayer se habían confirmado 218 muertes y 5.422 desapariciones como resultado del ataque. Sólo cinco sobrevivientes habían sido hallados, los últimos el miércoles. Las cuadrillas de rescate recobraron 17 cadáveres durante la noche.
Un minuto de silencio
Giuliani habló pocas horas después de que los neoyorquinos guardasen un momento de silencio para reflexionar acerca de los ataques terroristas que sacudieron la ciudad una semana antes. Al cumplirse una semana de los ataques aéreos, los habitantes de la ciudad se mostraban tristes y cautelosos, mirando de vez en cuando con recelo hacia el espacio aéreo mientras se dirigían a sus trabajos. "Cuando uno se mantiene silencioso, esos dos minutos parecen una eternidad", dijo Nancy Peláez, gerente auxiliar que se dirigía ayer a su trabajo. "Pienso en la gente que busca a sus seres queridos investigador ha comenzado a examinar las pruebas y a emitir citaciones judiciales en conexión con el ataque al Centro de Comercio, dijo una fuente familiarizada con la investigación, que declinó ser identificada.
Entretanto, en el lugar de los hechos, bomberos y cuadrillas de rescate continuaban registrando los escombros en busca de sobrevivientes. No se informó de planes para suspender esa búsqueda. Hubo preocupaciones debido a las llamas que ardían cerca de una reserva de gas freón bajo las ruinas de las torres gemelas, pero la portavoz de la Agencia de Protección Ambiental, Tina Kreisher, dijo que no se habían hallado filtraciones de gas y que no había sustancias tóxicas en el aire del lugar, salvo algún polvo con niveles algo elevados de asbestos.
Soldados en uniformes de camuflaje patrullaban las calles que rodeaban las ruinas humeantes, y algunos dirigían a los transeúntes hacia las escasas estaciones del subterráneo que se mantenían abiertas, en tanto que otros verificaban las identificaciones de los empleados que se dirigían a sus trabajos.
Tras los estancamientos y problemas del subterráneo del lunes, el tráfico y el transporte público habían mejorado ayer, en parte debido a que el año nuevo judío reducía el número de viajeros hacia las oficinas de la ciudad. Voluntarios de la Cruz Roja distribuyeron octavillas en que se indicaba a los sobrevivientes que era normal sentir miedo, tristeza, indignación e incluso sentimientos de culpa. "Cuando le sea posible, recuerde que usted todavía es libre y que hay todavía belleza en el mundo", decían las octavillas. "Si quiere, puede sonreír".
El propietario de un restaurante del distrito financiero Ashraf Yacoub, un norteamericano de origen árabe, reabrió las puertas de su establecimiento para atender a una veintena de clientes. "Todos mis vecinos, todos los que trabajan en Wall Street, son lo suficientemente inteligentes para saber que no todos los que provienen del Medio Oriente odian y atacan a EEUU", declaró.
Pero había también gente indignada. "Hay tantas cosas en qué pensar", dijo Leroy Batson, de 58 años, que guardó un minuto de silencio frente a la catedral de San Patricio. "Seré sincero: Estoy bastante indignado... He estado pensando en tomar venganza. Lo siento, pero es mi lado humano", agregó. (AP)