Año CXXXIV
 Nº 49.243
Rosario,
martes  18 de
septiembre de 2001
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Al borde de la guerra. Las tareas de búsqueda terminarán recién en Navidad
Muchos de los muertos jamás aparecerán
Las 450.000 toneladas de las torres habrían pulverizado a las víctimas. Se harán miles de pruebas de ADN

Gisela Ostwald

Nueva York. - Hay que prepararse para todo, advirtió cuidadoso el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, a los familiares de las víctimas del World Trade Center. En realidad, lo que quería decir es que para muchos muertos no habrá nunca partida de defunción. Asimismo, las tareas serán lentas: "Para Navidad seguiremos sacando cuerpos", aseguró un funcionario.
Algunos cadáveres no se recuperarán jamás, en tanto que otras familias podrán enterrar apenas restos quemados y deformados irreconocibles de sus seres queridos.
Según estima Michael Baden, patólogo jefe del Estado de Nueva York, cientos de personas fueron incineradas literalmente en el infierno de fuego en las Torres Gemelas. Otras víctimas habrían sido aplastadas por completo y reducidas a polvo al derrumbarse los edificios, por la enorme masa de escombros. Incluso con las pruebas más sofisticadas no se podrá identificar a todos los muertos, reconoció Baden el domingo en una entrevista televisiva.
En el atentado terrorista, un total de 450.000 toneladas de material se desplomaron desde 411 metros de altura. Las ruinas sepultaron a más de 5.000 personas. Todavía no se pierden por completo las esperanzas de encontrar supervivientes en espacios donde haya oxígeno bajo la mole de escombros, pero desde hace cinco días nadie ha sido rescatado con vida.
Mientras tanto crece la seguridad de que la limpieza de los escombros en "Ground Zero", como designa Nueva York a la zona de la catástrofe, y la identificación de restos humanos tardará meses. "En Navidad seguiremos sacando cuerpos", dijo Baden.

La experiencia del TWA
Los parientes de los pasajeros del vuelo TWA 800 que se estrelló en 1996 les recomiendan a las familias de los muertos en el World Trade Center que en el peor de los casos se preparen para esperar años.
Las víctimas del TWA 800, que se estrelló en Long Island frente a Nueva York, fueron las primeras identificadas gracias a la genética por expertos forenses. También se realizaron análisis de ADN a todos los muertos del avión de Swiss Air que chocó frente a Canadá y el de EgyptAir que se hundió en el Atlántico frente a Massachussetts.
Hoy, el análisis del perfil genético pertenece ya a las tareas médicas cotidianas. Pero nunca en la historia de la medicina, subraya Baden, los encargados de realizar los tests de ADN se vieron ante una tarea de esta envergadura.
Sus expertos esperan poder realizar al día entre 300 y 700 análisis de restos humanos congelados en Nueva York. Pero la cifra inicial de 20.000 tests necesarios se muestra cada vez más como ilusoria. Cuanto más avanzan los equipos de rescate, encuentran más restos humanos difícilmente clasificables.
Para poder hacerlo, los expertos necesitan material genético de los más de 5.000 desaparecidos. A los parientes se les pide que traigan peines, un cepillo de dientes, ropa usada u otros objetos personales. Unas pocas células cutáneas o un cabello bastan para realizar los exámenes.
En caso de que no se encuentren estos objetos alcanza con extraer tejido con un isopo de la boca de un pariente cercano.
El material genético obtenido es comparado con el de los cadáveres y así al final los médicos esperan poder entregar a cada familia los restos sin vida de sus seres queridos.
Muchas familias no se atreven sin embargo a entregar objetos de sus parientes a los investigadores. "Es como una traición, como si ya hubiésemos abandonado la esperanza de que se hayan salvado", confiesa Maritza Castro, del Bronx. (Ansa)


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