| | Editorial El ejemplo de Córdoba
| El descreimiento de la ciudadanía en los partidos políticos es verdaderamente preocupante. El fenómeno ya ha sido abordado insistentemente desde estas columnas y tiene varias aristas desde donde analizarlo. Pero se suponía que a medida que se acercara la fecha de los comicios se reduciría a índices más o menos aceptables. Sin embargo, una encuesta de Gallup publicada anteayer en un matutino porteño revela que el 70 por ciento de los consultados dijo estar poco o nada interesado en las próximas elecciones legislativas, el 87 por ciento siente que ningún partido lo representa y por unanimidad se reclama la reducción de los gastos. Resulta obvio señalar que se requieren con urgencia transformaciones de fondo, tanto en los conceptos teóricos de la política, como en su praxis y en las formas de representación. Pero no todos comprenden las exigencias de la hora del mismo modo y por ello la capacidad de anticiparse a las dificultades o responder a los reclamos sigue en estado de promesa o se dilata con justificaciones de variados tonos. En este contexto, adquiere una gran significación la reforma de la Constitución provincial implementada por el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, la cual entró en vigencia a partir del último sábado. La nueva carta determina una Legislatura unicameral de 70 miembros, de los cuales 26 corresponden a cada uno de los departamentos y los restantes 44 -a través del sistema D'Hont- a toda la provincia. De este modo se garantiza una mejor representatividad, un menor número de legisladores y se elimina la "cláusula de gobernabilidad" que le otorgaba al partido que ganaba la mayoría en diputados. Resulta razonable entonces el clima de alegría que había durante la jura. De ahora en más se termina con gran parte de los antiguos privilegios que irritaban a la gente, como los fueros, prolongadas vacaciones y viáticos. Y al legislador que falte un día se le descontará de su sueldo como a cualquier trabajador. En un párrafo del discurso del gobernador, que fue elogiado en distintos ámbitos, puede sintetizarse claramente las razones del distanciamiento: "Cada vez que un político dice una cosa y hace lo contrario -expresó-, la decepción de los ciudadanos aumenta; cada vez que un legislador crea un privilegio para sí mismo, la indiferencia de la sociedad vuelve a crecer; cada vez que un gobierno no da respuestas a los problemas reales de la gente, la bronca con la política se hace una cruel realidad". No se puede más que reconocer el rigor de verdad que posee ese concepto, como así también el paso fundamental que ha dado la vecina provincia para comenzar a erradicar los grandes males de la política y reconciliarla con el ciudadano.
| |
|
|
|
|
|
Diario La Capital todos los derechos reservados
|
|
|