 |  | Nuevas grietas en el corazón del delarruismo
 | Omar Bravo
El presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, y el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo, formularon la misma pregunta a su jefe. Ambos querían conocer la estrategia oficial para después del 14 de octubre: recibieron un incómodo silencio como única respuesta. En la medida en que se afianzan pronósticos electorales con resultados catastróficos para el gobierno, el entorno delarruista ensaya febriles operaciones para conservar sus puestos de influencia, en tanto los críticos acérrimos del radicalismo no dudan sobre cuál será la realidad del gobierno el lunes 15 de octubre: mayor debilidad, mayor aislamiento. La Capital pudo saber que la inminencia de la derrota y las consecuencias políticas que puede acarrear ya comienzan a abrir grietas entre los consejeros del presidente. Por ejemplo, la disputa siempre latente entre Gallo y Fernando de Santibañes hoy transita el grito y el insulto. De Santibañes, junto a Patricia Bullrich, Lautaro García Batallán y el jefe de todos ellos, Antonio de la Rúa, constituyen la task force del presidente. "Se quedaron sin estrategias, no saben qué hacer", dicen sus críticos, hoy fuera del gobierno. De todas formas, los progresistas empezaron a recibir llamadas del inefable vocero Juan Pablo Baylac, quien gestiona una unidad solidaria ante las elecciones, operación de la que sólo quedaría afuera el más agresivo de los radicales bonaerenses, Leopoldo Moreau. El gobierno cree haberlo aislado de Alfonsín y de Storani. La palabra clave es gobernabilidad. El fantasma de De la Rúa sin poder completar su mandato es imaginado para mayo de 2002. Los patéticos indicadores del modelo económico vigente "terminarán por imponerse", dijo una fuente. Este panorama ha calentado en forma evidente la interna peronista: De la Sota está lanzado, Ruckauf se recupera del bajón, Duhalde espera una victoria y Reutemann se hace esperar. El grupo blindado presidencial también tiene sus planes: Bullrich a Interior, unificando ministerios (Desarrollo Social y Salud) bajo el control de fieles delarruistas. La misma Bullrich lo dijo: "El 14 de octubre no es una fecha terminal".
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