Imponentes saltos de agua donde se dibujan arcoiris, tierra colorada y racimos de helechos que superan los 30 metros, forman el magnífico escenario de las Cataratas del Iguazú, declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad junto a las casi 60 mil hectáreas que componen el parque homónimo, considerado la reserva faunística y botánica más importante del país y una de las más ricas del mundo en cuanto a su biodiversidad. El comienzo de la primavera es el momento ideal para que los pasajeros senior visiten este destino ya que los registros de temperatura no son tan elevados y los servicios de hotelería presentan tarifas más reducidas que en temporada alta. Los visitantes senior quedarán deslumbrados por la cantidad de pájaros y mariposas (hay más de 1.200 especies) que se encuentran a cada paso. Un observatorio de aves semioculto en la espesura de la selva permite avistar una gran cantidad de ejemplares, sobre todo en horas del amanecer. Además de tucanes, en la selva misionera es posible contemplar aves raras como el cacarao o viudo loco, bautizados así por su canto lastimero, el famoso pájaro campana, o el extraño pájaro serrucho, hoy amenazado de extinción por los desmontes masivos del lado brasileño. En las cercanías de los lagos, los vencejos sorprenden a los turistas atravesando como flechas al agua de los saltos en plena caída. Antes de arribar a Cataratas es recomendable realizar una escala en las minas de Wanda. Allí, con un paseo de dos a cuatro horas es posible apreciar con tranquilidad las vertientes de agua que emergen de la tierra y las rocas de las que se extraen las piedras preciosas. Una vez en Cataratas, es conveniente dedicarle tiempo al recorrido por las pasarelas, elegir los mejores lugares para tomar fotografías y hacer todas las paradas necesarias para no perder detalle del lugar. Brasil dispone de un ascensor para los turistas que deseen ahorrar energías durante el recorrido por las pasarelas. El alojamiento puede realizarse en Foz de Iguazú, donde los hoteles disponen de piletas, restaurantes y bellos jardines parquizados, ideales para emprender caminatas. Las piscinas de estos complejos son los puntos de encuentro para las reuniones temáticas nocturnas organizadas especialmente para pasajeros senior. Una de las excursiones imperdibles es la visita a la represa de Itaipú, una de las mayores obras hidroeléctricas del mundo, que se encuentra sobre el Paraná. Su construcción demandó 17 años y fue un emprendimiento conjunto de Brasil y Paraguay. También se puede visitar el Hito de las Tres Fronteras, a 18 kilómetros de Cataratas, donde comparten sus límites Brasil, Paraguay y Argentina. De regreso merecen una larga escala las ruinas de San Ignacio. A través de los restos del enorme templo (61,70 metros de largo por 24 de ancho) es posible imaginar la importancia de la reducción jesuítica, en la que a principios del siglo XVIII llegaron a vivir cerca de 900 familias. Sorprende la construcción de los muros, levantados con piedras sin la utilización de argamasa. Otro motivo de asombro son los higuerones silvestres que a lo largo de los siglos han ido ciñendo con sus retorcidos troncos las bases de las columnas de piedra.
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