Los errores se pagan caro y Córdoba ayer lo sufrió en carne propia. Después de dejar pasar varias chances para quebrar la resistencia de Almirante Brown de Arrecifes, los de Tablada terminaron perdiendo un partido que aparecía como ganable. Los charrúas tuvieron una mejor imagen en el principio, pero bastó que el equipo arrecifeño se pusiera en ventaja para que los locales perdieran definitivamente el rumbo, terminaran totalmente confundidos y sin resto anímico como para intentar la heróica. Más allá de dos claros penales que el árbitro Maccarone ignoró, Córdoba nunca funcionó como equipo y ese fue su déficit principal.
Cuando el promedio apremia, perder partidos como estos duele y mucho. Por eso se explica la bronca de los integrantes del plantel charrúa, por no encontrar las respuestas necesarias en los momentos clave del partido. Tuvieron todo para ganar, pero se quedaron con las manos vacías y un montón de interrogantes para el futuro.
Es que el choque en Tablada tuvo su bisagra en el minuto 28. Hasta allí, los dirigidos por el Gordo Palma habían tenido algunas oportunidades claras para ponerse en ventaja, pero el deseo de hacer el gol de la tarde o el palo de Anconetani se lo impidieron. Pero llegó el minuto fatídico y la historia fue distinta. Córner desde la izquierda que encontró dormida a la defensa charrúa y Pringles que apareció por atrás para derrotar de cabeza a Sanchís.
Con la ventaja a su favor, el equipo de Luis Abramovich comenzó a manejar los hilos del partido, sustentado en la experiencia de varios de sus jugadores, acostumbrados a las batallas del ascenso. El despliegue de Rubén Villarreal en la mitad de la cancha y la velocidad del pelado Prado -que se convirtió en una verdadera pesadilla para la última línea local- fueron fundamentales para el funcionamiento del equipo arrecifeño, que de a poco fue edificando una victoria muy importante para sus aspiraciones de mantenerse en los primeros lugares.
El principio del fin
Para colmo de males, los de Arrecifes consiguieron el segundo -después de un grosero error de Martín Sanchís- cuando apenas comenzaba el complemento y esto terminó por derrumbar anímicamente a los de Tablada. El tanto de Prado, que tuvo todo el tiempo del mundo para tomar un rebote en el palo y salir a festejar, liquidó a un Córdoba que se quedó sin reacción.
Tal vez por la presión de otro resultado en contra o porque nunca pudo encontrar la fórmula para frenar a los arrecifeños, Córdoba terminó siendo un cúmulo de individualidades sin conducción y carente de ideas. Ahora vienen quince días sin fútbol y seguramente el cuerpo técnico los utilizará para levantar la moral de un equipo que parece haber perdido lo más importante para encarar un desafío como el que tiene esta temporada: la fe.