-¿En qué consiste el taller que vas a desarrollar? -El miércoles 19, en el teatro Lavardén, Sarmiento y Mendoza, en realidad no vamos a enseñar magia sino cómo ser mago, que es otra cosa. Enseñamos teoría de la magia, su historia y algunas pautas de actuación. -¿Eso no le quita magia a la magia -No, para nada. Es algo dirigido al público en general pero se da la magia hasta llegar al punto donde se enseña a hacerla. No enseñamos a hacer trucos sino a crear el perfil del mago. Todo aquel que se inscriba en el taller para ver magia o cómo se hace un truco pierde su tiempo. Yo no le enseño a nadie cómo vuela Copperfield o algo así. -¿Cómo te iniciaste? -Tenía un tío que era mago y me metí en esto a partir de los 8 ó 9 años leyendo sus libros de magia y viendo videos. Después estudié en una escuela de arte escénico. Ahora ofrezco funciones en fiestas privadas o contratado para reuniones empresariales o espectáculos de promoción. Además, con un grupo de colegas estamos nucleados en el Grim, (Grupo Rosarino de Ilusionistas), que ofrece funciones benéficas. -¿Tenés a alguna figura de la magia como referente? -Mi referente es un mago estadounidense, Lance Burton. David Copperfield es un muy buen showman, pero no un buen mago. -¿Por qué? -Porque no tiene técnica; el nunca hace números en los que se requiera técnica profesional sino que compra grandes aparatos a los que maneja muy bien, que es otra cosa. -¿Nunca te consultaron desde el gobierno? -No (risas), pero si me llamaran iría a ver si puedo dar una mano, pero tal como está todo les aclararía que hago magia, no milagros. -¿Qué riesgos reales ,más allá de lo que se proclama para atraer la atención del público, implican las pruebas como las que ejecutaba Houdini, por ejemplo? -El desafío del mago es siempre mostrar cómo de imposible realización algo difícil, que además no es real. Recientemente el mago David Blaine se hizo congelar en un bloque de hielo y permaneció allí tres días. Hay trucos que implican cierto peligro, pero también hay otros donde parece que el peligro aumenta pero no es así. -¿Sos partidario de esa espectacularidad o preferís un estilo más tradicional? -Busco un término medio. Se necesita la galera y la paloma, pero hay gente que prefiere el despliegue escenográfico o quien gusta de que le hagan trucos con naipes a diez centímetros de la cara. Por eso trato de hacer magia de escenario, de salón y de "close up", o sea magia de cerca. -¿Tanto acceso a la tecnología no mata la candidez de la gente? -Sí, pero peor es lo que hizo un colega que recientemente se presentó en la TV como "El mago enmascarado" y en tres programas develó todos los trucos que hacemos. Eso nos perjudicó mucho porque la gente pierde expectativa ante nuestro trabajo. -El mostrar el backstage de todo -películas, recitales, magia- te parece criticable. -Seguro. Este mago no puede entrar en muchos países a trabajar porque cometió una grave falta ética; además nos jodió en nuestras posibilidades concretas de trabajo.
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