Año CXXXIV
 Nº 49.241
Rosario,
domingo  16 de
septiembre de 2001
Min 6º
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Tomás Moore cuenta cómo será su taller de magia en la Sala Lavardén
El artista quiere enseñar cómo ser mago, pero sin revelar trucos secretos

-¿En qué consiste el taller que vas a desarrollar?
-El miércoles 19, en el teatro Lavardén, Sarmiento y Mendoza, en realidad no vamos a enseñar magia sino cómo ser mago, que es otra cosa. Enseñamos teoría de la magia, su historia y algunas pautas de actuación.
-¿Eso no le quita magia a la magia
-No, para nada. Es algo dirigido al público en general pero se da la magia hasta llegar al punto donde se enseña a hacerla. No enseñamos a hacer trucos sino a crear el perfil del mago. Todo aquel que se inscriba en el taller para ver magia o cómo se hace un truco pierde su tiempo. Yo no le enseño a nadie cómo vuela Copperfield o algo así.
-¿Cómo te iniciaste?
-Tenía un tío que era mago y me metí en esto a partir de los 8 ó 9 años leyendo sus libros de magia y viendo videos. Después estudié en una escuela de arte escénico. Ahora ofrezco funciones en fiestas privadas o contratado para reuniones empresariales o espectáculos de promoción. Además, con un grupo de colegas estamos nucleados en el Grim, (Grupo Rosarino de Ilusionistas), que ofrece funciones benéficas.
-¿Tenés a alguna figura de la magia como referente?
-Mi referente es un mago estadounidense, Lance Burton. David Copperfield es un muy buen showman, pero no un buen mago.
-¿Por qué?
-Porque no tiene técnica; el nunca hace números en los que se requiera técnica profesional sino que compra grandes aparatos a los que maneja muy bien, que es otra cosa.
-¿Nunca te consultaron desde el gobierno?
-No (risas), pero si me llamaran iría a ver si puedo dar una mano, pero tal como está todo les aclararía que hago magia, no milagros.
-¿Qué riesgos reales ,más allá de lo que se proclama para atraer la atención del público, implican las pruebas como las que ejecutaba Houdini, por ejemplo?
-El desafío del mago es siempre mostrar cómo de imposible realización algo difícil, que además no es real. Recientemente el mago David Blaine se hizo congelar en un bloque de hielo y permaneció allí tres días. Hay trucos que implican cierto peligro, pero también hay otros donde parece que el peligro aumenta pero no es así.
-¿Sos partidario de esa espectacularidad o preferís un estilo más tradicional?
-Busco un término medio. Se necesita la galera y la paloma, pero hay gente que prefiere el despliegue escenográfico o quien gusta de que le hagan trucos con naipes a diez centímetros de la cara. Por eso trato de hacer magia de escenario, de salón y de "close up", o sea magia de cerca.
-¿Tanto acceso a la tecnología no mata la candidez de la gente?
-Sí, pero peor es lo que hizo un colega que recientemente se presentó en la TV como "El mago enmascarado" y en tres programas develó todos los trucos que hacemos. Eso nos perjudicó mucho porque la gente pierde expectativa ante nuestro trabajo.
-El mostrar el backstage de todo -películas, recitales, magia- te parece criticable.
-Seguro. Este mago no puede entrar en muchos países a trabajar porque cometió una grave falta ética; además nos jodió en nuestras posibilidades concretas de trabajo.



Para Moore, Copperfield es sólo un showman.
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