Nueva Delhi. - Masacraron a los soldados de la Raj Británica. Agotaron virtualmente al Imperio Soviético. Ahora, están bajo sospecha de ser los responsables del ataque en el corazón mismo de EEUU, la gran superpotencia del mundo. Si Washington decide atacar Afganistán por proteger al principal sospechoso del atentado, el fundamentalista de origen saudita Osama Bin Laden, seguirá a otros que en el pasado intentaron domesticar a los afganos. Y fracasaron. La historia de Afganistán, un montañoso país de Asia central, es una crónica de errores de cálculo.
En el siglo XIX, el ejército británico intentó invadirlo dos veces buscando en vano proteger las fronteras de la India. Moscú envió sus tropas en la Navidad de 1979 para proteger sus fronteras. Su retirada una década después dejó un saldo de al menos 13.000 soldados soviéticos muertos y, nueve años después, precipitó el colapso de la URSS. EEUU apoyó a los mismos que hoy podrían estar intentando destruirlo, fundamentalistas que incluían a Osama Bin Laden, en la campaña para expulsar a los soviéticos de Afganistán.
El gran juego
Para muchos miembros de la Raj Británica, el asunto con los afganos comenzó como un juego, o el Gran Juego como luego se lo conoció, llevado adelante por ambiciosos soldados determinados a dejar sus nombres marcados en la historia. También eran portadores del fervor misionero propio de los cristianos del siglo XIX, quienes creían que su deseo de domesticar a los salvajes musulmanes de Afganistán representaba una batalla del bien contra el mal.
Incitados por el temor de que Rusia tomara el control de Afganistán, Gran Bretaña decidió invadirlo en 1838. Unos 12.000 hombres, 38.000 seguidores y miles de elefantes y camellos marcharon hacia Kabul para instalar un gobierno "títere". Pero después vino la rebelión y la posterior evacuación en la que miles perecieron, asesinados por los miembros de la tribu o muertos de frío y hambre. Los británicos invadieron otra vez en 1878. Esta vez, los residentes británicos en Kabul y su escolta fueron asesinados por una turba.
Un siglo después, el líder soviético Leonid Brezhnev, ignoró a quienes le pedían que fuera cauteloso y ordenó la invasión para establecer un gobierno de izquierda en Kabul. Como los británicos en el pasado, los soviéticos subestimaron la complejidad de Afganistán al no advertir que el apoyo a la izquierda en Kabul no contaba con el respaldo de las tribus en el resto del país "Usted no puede hablar de los afganos como una única identidad. Son gente fuertemente autónoma, poco predispuesta a aceptar un manejo centralizado", dijo J.N. Dixit, ex embajador de India en Kabul.
"Hubo un sentimiento de triunfalismo entre los terroristas jehadi (guerreros santos) cuando la URSS se retiró de Afganistán", escribió el analista en defensa K. Subrahmanyam, en un artículo publicado en The Times of India. "Muchos de ellos, incluyendo Osama Bin Laden, solían decirles a los americanos que los entrenaron en operaciones especiales que los jehadis habían vencido a una de las superpotencias y que, con el tiempo, sería el turno de la otra", agregó. (Reuters)