-¡Pará Osvaldo, estás loco!
-¡Salgan, no me importa nada de nada, déjenme!
El momento más tenso se vivió ayer, alrededor del mediodía, cuando Osvaldo, uno de los remiseros de la empresa Cinco Estrellas de Villa Gobernador Gálvez, se subió a su automóvil y quiso pisar a varios policías. La reacción del hombre se desencadenó horas después de que agentes de la Dirección de Tránsito municipal le interceptaran el remís a una de sus compañeras, en Wheelwright al 2000. La historia ya es conocida: cuando un chofer es detenido, llegan los demás al lugar para intentar resistir que el coche sea finalmente llevado al corralón municipal. Pero esta vez los ánimos estaban más que caldeados, justamente porque los operativos se hacen cada vez con mayor frecuencia en la ciudad. En este caso el procedimiento duró unas cuatro horas, hasta que el vehículo fue remitido a la comisaría 3ª, donde permanecerá alojado hasta pasado mañana.
Claudia Gutiérrez maneja un remís que está autorizado en Villa Gobernador Gálvez, pero no en Rosario -según una ordenanza municipal-. Justamente por eso fue detenida, a las 8.30, en Wheelwright y Balcarce, por agentes municipales de Tránsito.
Apoyo "in situ"
Inmediatamente después de esa situación unos cuarenta compañeros de la mujer se llegaron hasta el lugar del conflicto para "apoyarla". Y también se hicieron presentes en el sitio el subjefe de la seccional 3ª, comisario Eduardo Aucar, y una docena de efectivos policiales y de la Dirección de Tránsito.
Claudia no se bajó en ningún momento del vehículo y tampoco lo hizo Osvaldo Palomeque, uno de los choferes que apoya incondicionalmente a sus compañeros cuando son demorados en un operativo. Y lo hace porque afirma que lo que sucedió ayer es algo que viven todas las semanas y porque están "cansados" de que los traten como a "ladrones o terroristas" en vez de verlos como a simples "trabajadores que sólo pretenden llevar el pan a sus casas".
La remisera nunca se negó a abonar la multa correspondiente, pero por nada no quería bajar del automóvil: "Si dejo el coche me lo van a llevar al corralón y no puedo pagar más", repetía.
Durante las cuatro horas en que el auto estuvo detenido, la mediación entre choferes y policía fue la vía para salir del conflicto de una manera pacífica. Sin embargo, hubo instantes en que los remiseros estuvieron dispuestos a todo, hasta arrancar un auto con varios policías delante de las ruedas.
En el momento en que los choferes decidieron interponer sus vehículos para que la policía no lo hiciera antes y rodeara el Corsa verde de Claudia, se generó el pico de tensión.
Entre insultos y nerviosismo, Osvaldo se subió a un Peugeot 504 blanco y se desplazó manejando unos centímetros, mientras sus propios compañeros y efectivos policiales oponían toda su resistencia para que el auto no se moviera.
Unos minutos después, los compañeros de Osvaldo lograron tranquilizarlo y todo volvió a una tensa calma. Pero nunca dejaron de amenazar con prenderse fuego junto con los autos y de retar a la fuerza pública: "Que vengan, si ya estamos jugados; que nos maten a todos de una buena vez y listo", decía uno de ellos mientras los demás asentían con la cabeza.
Al tiempo que veinte efectivos del Cuerpo Guardia de Infantería se desplegaban en la zona, los remiseros comenzaron a sacar sus automóviles del medio de la calle.
En ese momento, Claudia también aceptó que su auto fuera trasladado a la comisaría 3ª, donde permanecerá hasta el próximo lunes. La causa quedó en manos de la jueza de faltas municipal María Cristina Zorzoli.