El mítico jefe de los servicios de inteligencia de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), Markus Misha Wolf, en una extensa entrevista concedida a la agencia alemana DPA, reveló que, en 1973, se advirtió al gobierno del socialista chileno Salvador Allende de la conjura golpista que preparaba el general Augusto Pinochet, pero que no fueron escuchados. Ni el presidente Allende ni el líder del comunismo chileno creían en la posibilidad de un alzamiento militar, explicó Wolf. -¿Cuál fue la reacción en la RDA al triunfo de Salvador Allende? Qué importancia podía tener un gobierno socialista en un país a tanta distancia? -Tenemos que diferenciar entre los contactos entre los servicio de inteligencia y las relaciones entre los partidos. El Comité Central (del Partido del Socialismo Unificado, SED, denominación elegida por el comunismo en Alemania oriental) tenía un departamento para relaciones internacionales, con muy buenos expertos en América Latina. Nos basábamos mucho en las valoraciones del Comité Central, que tenía ya de antes de la victoria de Allende buenas relaciones con la izquierda chilena, con (Luis) Corvalán (secretario general del Partido Comunista chileno), pero también con los socialistas, es decir, (Salvador) Allende, (Carlos) Altamirano. Teníamos una imagen muy positiva del gobierno de Allende y la convicción de que había que hacer todo por apoyar ese desarrollo. Pero eso no se refería a los contactos de inteligencia, que no existieron por parte nuestra. Las cuestiones de seguridad las manejaban los cubanos. -Entre los comunistas, más apegados a la vía democrática, y el sector ultraizquierdista de los socialistas liderados por Carlos Altamirano, existían diferencias graves sobre el camino apropiado hacia el socialismo... -Eso se conocía en el Comité Central (del SED). Las tendencias ultraizquierdistas se valoraban negativamente. También tuvo importancia cuando llegaron aquí (la dirección del Partido Socialista se estableció en Berlín del Este). El SED hizo todo por tratar de nivelar esas diferencias. A Altamirano, que debía las gracias a la RDA, le dijeron que en la lucha futura contra Pinochet las diferencias tenían que pasar a un segundo plano y que lo necesario era la unidad. -¿Cómo vivieron el golpe de Estado? -Nosotros supimos que estaba en marcha a través de una fuente (el agente "Peter") que teníamos en el BND, el servicio secreto de la RFA (Alemania Occidental). A través de él llegó una información muy fundada sobre la posibilidad de un golpe en Chile contra el gobierno de Allende. Como nosotros no teníamos contactos, se la dimos al Comité Central, y por medio de ese canal se lo hicimos llegar a Luis Corvalán. A través del Comité Central supimos que se habló de la información con Allende, y que ambos, Allende y Corvalán, coincidieron en que no era concebible que los militares chilenos hicieran un golpe contra un gobierno democráticamente electo, porque iría en contra de las tradiciones chilenas. -¿Cuándo ocurrió eso? -No recuerdo la fecha. En ningún caso se trató de días. Fue semanas antes del 11 de septiembre". -Si usted habla de una información fundada, significa que incluía los nombres de los golpistas? -El nombre de Pinochet no aparecía. Se trataba de una información del residente (agente) del BND (servicio secreto exterior de la República Federal de Alemania) en Santiago de Chile. Incluido el comentario de nuestra fuente, era medio folio, tres cuartos, no más. -Hubo un grupo de chilenos que se refugió en la legación de negocios de la RDA en Santiago, entre ellos Altamirano y el yerno de Erich Honecker (ex jefe de Estado de la RDA). -Para nosotros supuso un problema logístico, por lo que ya decía: no teníamos gente en Santiago. Nuestra primera preocupación era meter gente nuestra en Chile, desde Berlín, para ver las posibilidades de sacarlos (clandestinamente). Estudiamos dónde estaban ubicados los barcos de la RDA. Nos resultó demasiado inseguro. Por eso revisamos también las rutas terrestres, que nos pareció mejor. -El Partido Socialista chileno abandonó Berlín del Este en 1979. Después de toda la ayuda que ustedes les dieron, ¿No los decepcionó? -Para nosotros fue un alivio. Desde el punto de vista de inteligencia, su presencia era una carga, porque sus necesidades suponían trabajo que no servía a nuestros fines. No sé si la marcha del PS decepcionó a la cúpula del partido. 1979... fíjese, estábamos en plena debate sobre el rearme nuclear. (DPA)
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