El presidente Fernando de la Rúa intentó desvincular las elecciones del 14 de octubre de su gestión, al asegurar ayer que "no es un plebiscito gubernativo", y tras afirmar que el país atraviesa "un momento difícil", enfatizó que "debemos trabajar mucho más para salir de esta paralización económica".
"No soy candidato, el gobierno no es candidato. Esta es una elección legislativa, de manera que alegrémonos de que haya elecciones. La democracia está vigente, la gente va a elegir sus candidatos", aclaró el jefe de Estado.
De la Rúa, en declaraciones a una radio porteña, remarcó que "no es este un plebiscito gubernativo, sino la elección de quienes van a integrar ambas Cámaras del Congreso" y expresó su convencimiento de que después de los comicios "seguiremos funcionando muy bien", minimizando así el impacto que podría tener un resultado negativo de la Alianza.
En cuanto a la performance electoral que tendrá los postulantes de la coalición gobernante, el presidente estimó que "los candidatos de la Alianza triunfarán en algunas provincias y en otras no".
En otro orden, el primer mandatario aceptó que el país atraviesa "un momento difícil" y se apuró en aseverar que comprende "la situación de tantos argentinos" que tienen "la gran preocupación por el problema del desempleo, la pobreza y esta larga recesión que viene desde hace tres años contra la que estamos luchando".
"Yo asumo que debemos trabajar mucho más para salir de esta paralización económica y creo que estamos saliendo", admitió De la Rúa para destacar que "hemos superado la crisis financiera", aunque reconoció que "debemos superar los problemas sociales y, sobre todo, el pesimismo, la bronca y el desaliento".
Tampoco desperdició la oportunidad para recordar que cuando se hizo cargo del gobierno, el país estaba "en una situación difícil" por lo que dijo cargar "con todo el peso y todas las responsabilidades" que le caben.
Aclaró que es "conciente que en muchos hay escepticismo porque hubieran querido la solución mágica al otro día" de haber asumido el poder, lo cual aseveró que "es imposible".
"Sigo trabajando por lo que le plantee a los argentinos: lograr el pleno empleo, la igualdad de oportunidades, el desarrollo de las pymes, una educación igualitaria para todos, salud para todos, la lucha contra la corrupción", repitió utilizando casi las mismas palabras que en la campaña electoral del 99.
De todos modos señaló que sabe que "falta mucho por hacer" aunque se defendió asegurando que "cuando vienen acumulados errores, inequidades y problemas no se sale de un día para el otro".
"Yo no puedo engañar, no puedo mentir, no he venido aquí ni para mentir ni para engañar sino para asumir las responsabilidades que marca la hora frente al país en crisis que recibimos. Estoy poniéndolo de pie, sacándolo adelante", subrayó con firmeza.
De la Rúa ratificó que el plan de su gobierno es la búsqueda de "crecimiento para todos, con equidad" y para eso subrayó que "lo primero es reactivar el mercado interno, salir de esta parálisis interior que nos consume por temores, por miedos, donde influyen también las altas tasas de interés, la especulación financiera de la que hemos sido víctimas".
"El plan en lo económico es un saneamiento de la economía, partiendo del equilibrio financiero, pero con la reactivación de la producción como objetivo fundamental", indicó. Respecto al déficit cero apuntó que "no es un plan" sino que "es un prerequisito, es un fundamento para que no sufra el pueblo, ni la sociedad ni la economía".
El presidente más adelante confesó que ve "otro espíritu en la gente" porque "hemos superado una situación muy angustiosa" y recalcó que en su escala de prioridades "primero está la gente más necesitada, los más pobres, los jubilados, la educación y la atención de la salud con un sentido de modernización".
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La Ciudad
