Las denuncias sobre irregularidades y corrupción en la concesión de visas y pasaportes para ingresar a Italia, que hace tres meses motivó un pedido de condena contra un funcionario del Consulado de ese país en Rosario, pesa además sobre otras trece delegaciones diplomáticas italianas en el mundo. La policía y la Justicia en varias ciudades italianas, de Roma a Milán y Calabria, tienen abiertas investigaciones sobre este tráfico. La existencia de una investigación iniciada en Rosario fue revelada por La Capital en julio del año pasado. La última novedad en ese caso es que un trabajador del consulado rosarino, Giuseppe María Ferrara, fue indagado por peculado y falsedad ideológica, en relación al procedimiento de asignación de pasaportes italianos (ver aparte). Los casos de anomalías más graves fueron detectados en las delegaciones diplomáticas de Cuba, Etiopía y países de Europa del Este como Rusia, Rumania, Albania y Ucrania. Los delitos sobre los que las fiscalías están investigando van del abuso de poder al encubrimiento de la inmigración clandestino, mientras para muchas sedes diplomáticas se indaga también por corrupción. Los fiscales investigan el pago de sobornos a funcionarios de las sedes diplomáticas para facilitar la obtención de visas de estudios o formación profesional por parte de los inmigrantes con la finalidad de lograr entrar en Italia. Según detalló ayer el diario Corriere della Sera, existe además un tarifario concreto para obtener una visa para Italia: en el caso de Cuba el precio era de 500 dólares. Y en Etiopía de 200. Las investigaciones habrían revelado anomalías e irregularidades en otras doce embajadas y consulados italianos, además de La Habana y Addis Abeba: se trataría de Albania, Rumania, Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Pakistán, Argelia, Somalia y otros Estados en los que es muy fuerte el pedido de expatriación hacia países más ricos. La fiscalía de Milán está investigando por corrupción a un funcionario italiano de la sede de Addis Abeba, capital etíope, acusado de haberse embolsado "propinas" por conceder visas a inmigrantes en fuga de la guerra y el hambre. Por lo que se refiere a la investigación sobre La Habana, la cuestión se presenta delicada porque implica no sólo a la embajada sino también a una empresa -sociedad anónima- con sede en Milán que factura a 40 millones de liras sólo con Cuba. La policía de Milán transmitió a la fiscalía un informe detallado que contiene, entre otras cosas, los testimonios concordantes de un empresario milanés y un agente de policía de servicio en La Habana: al menos dos funcionarios de la embajada habrían "vendido" visas a 500 dólares cada uno. Los inmigrantes, autorizados a entrar en Italia por motivos de estudio o "misiones institucionales", no habrían frecuentado nunca o sólo por varias semanas las escuelas profesionales declaradas y al menos una decena de ellos trabajaría en realidad en un restaurante de Lombardía controlado por la empresa en cuestión, que habría evitado pagar los sueldos a cocineros y camareros. En muchos de los países de Europa del Este, las irregularidades correspondían a visas otorgadas a mujeres jóvenes y la sospecha es que éstas estén destinadas al mercado de la prostitución. A ese respecto, el fiscal milanés Francesco Prete indicó que detrás del tráfico de visas "concedidas en Cuba" también se encontraría la explotación de la prostitución. En Italia hay un 1.388.153 extranjeros extracomunitarios (procedentes de países fuera de la Unión Europea) con regular permiso de estadía. La región que cuenta con más presencias es Lombardía -cuya capital es Milán- con 308 mil extranjeros.
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