Año CXXXIV
 Nº 49.234
Rosario,
domingo  09 de
septiembre de 2001
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Con tibias disculpas por la esclavitud cerró la agitada cumbre de Durban
El conflicto de Medio Oriente sólo arrancó un reconocimiento al sufrimiento palestino, sin condenar a Israel

Durban. - La conferencia mundial contra el racismo finalizó ayer tan estrepitosamente como comenzó, con una declaración y un programa de acción calificados inmediatamente desde trascendentales e históricos, hasta desastrosos. La reunión, originalmente planeada para ocho días, se prolongó un día porque los delegados no lograban un compromiso en dos de los temas más importantes: el conflicto en Medio Oriente y el legado de la esclavitud. Incluso cuando se pactó sobre ambos temas hubo intentos de último momento para agregar referencias veladas sobre Israel, lo que causó un estancamiento y puso a los diplomáticos a trabajar frenéticamente. Sólo la inminente partida de los intérpretes, y el uso rudo de algunos procedimientos parlamentarios pusieron fin al debate y evitaron la inclusión de párrafos adicionales.
La conferencia concluyó ayer tras acordar una unánime condena a la esclavitud y un pronunciamiento de la mayoría sobre Medio Oriente, que reconoce el sufrimiento de los palestinos y su derecho a la autodeterminación, pero recuerda la tragedia del Holocausto. Este último punto, que generó las mayores polémicas, fue aprobado con "reserva" por algunos países. No hubo ninguna crítica específica contra Israel, ni mención sobre el sionismo, tal como ocurría en los primeros bocetos, que motivaron el retiro de EEUU e Israel. Las delegaciones de 160 países, reunidas en sesión plenaria, aprobaron la declaración final y el plan de acción contra el racismo y discriminación, cerrando una atormentada conferencia que comenzó el 31 de agosto y muchas veces orilló el fracaso, en especial tras el retiro de las representaciones de EEUU e Israel.
El acuerdo alcanzó un verdadero y real compromiso sobre la esclavitud, con concesiones de ambas partes. La Unión Europea (UE) se mantuvo en su negativa de ofrecer excusas a las víctimas de la explotación de personas. En el texto aprobado no figura la palabra "disculpas" (apology), sino la más neutra "arrepentimiento" (regret). La UE temía que las disculpas abriesen las puertas a una avalancha de pedidos de indemnizaciones.
Europa aceptó, en cambio, la definición de esclavitud como crimen contra la humanidad, el otro reclamo de los países africanos. "Reconocemos que la esclavitud y la trata de esclavos son un crimen contra la humanidad y siempre debieron serlo", afirma el texto final aprobado.

Recursos para el desarrollo
Sobre la espinosa cuestión de los resarcimientos también se llegó a un acuerdo: a cambio de la disponibilidad africana a abandonar el reclamo de indemnizaciones monetarias para las víctimas de la esclavitud, los países ricos se comprometieron a suministrar "nuevas y mayores recursos financieros" para sostener el desarrollo económico y social de Africa.
En el texto aprobado se reconoce también "la necesidad de desarrollar programas" para, entre otras cosas, reducir la deuda, favorecer el acceso de productos africanos a los mercados desarrollados, promover las inversiones directas y favorecer el regreso al país de origen de obras de arte robadas por las ex potencias coloniales.
La fatigosa obra de mediación de Sudáfrica logró reunir a mitad de camino a los países africanos y a la UE, pero sobre el tema de Medio Oriente, que causó el retiro de la conferencia de las delegaciones de EEUU e Israel, los países árabes se mostraron menos dispuestos al compromiso. Hasta el último de los países árabes, Siria a la cabeza, insistieron con insertar en el documento una frase que, definiendo de racistas "los asentamientos y la ocupación extranjera", acusaba indirectamente a Israel sin nombrarlo. La UE reiteró que no aceptaría ninguna modificación al texto, que reconoce el sufrimiento de los palestinos y su derecho a la autodeterminación, pero recuerda también el Holocausto. Se decidió votar el texto en la sesión plenaria, donde de acuerdo a las reglas de la ONU una mayoría de dos tercios es suficiente para aprobarlo. Algunos países, entre ellos Canadá, Australia, Siria e Irán, se distanciaron del texto sobre Medio Oriente, que ingresó sin embargo en la declaración final. Aprobado el documento, las pocas delegaciones que permanecían regresaron a sus países mientras Sudáfrica lanzó un suspiro de alivio: la conferencia no obtuvo un éxito arrollador pero se evitó su fracaso y concluyó con un acuerdo digno. (Ansa)



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