Walter Palena
El candidato a senador por el justicialismo, Oscar Lamberto, cree que la batalla más dura que tendrán que dar los partidos políticos en las próximas elecciones será combatir el malhumor y el descreimiento de la gente hacia los dirigentes. "Hay que ganarle al pesimismo, que es un gran depresor de la economía", dijo, y bregó para que después del 14 de octubre se logre un acuerdo dentro del Parlamento con el objetivo de armar un programa que posibilite la reactivación económica.
El legislador vaticinó a La Capital un triunfo del PJ en la provincia y en el resto del país. Su optimismo se basa en el clima de la gente y en algunas encuestas que él mismo maneja. No obstante, dice que las elecciones son como una carrera: "Hay que correrlas y esperar el final". Lamberto reconoció que para la contienda de octubre el peronismo santafesino está más unido que nunca, y no descartó que Carlos Reutemann sea candidato presidencial en el 2003, ya que "la demanda popular es muy fuerte para que un político se resista a intentarlo".
-¿El 14 de octubre se puede producir el golpe de nocaut para la Alianza?
-Creo que la Alianza se autodestruyó hace rato. El días después de las elecciones es una excelente oportunidad para tener un Parlamente fuerte, que sea el eje por donde pase el debate político y se desarrollen programas acordados para que el gobierno los cumpla.
-¿Imaginaba un escenario tan fácil luego de dos años de gobierno de la Alianza?
-No hay caminos fáciles. Además, hay que tener en cuenta que nosotros cometimos una serie de errores. Hubo fuertes internas y no profundizamos algunas cosas que había que hacer para mejorar reclamos sociales muy fuertes, sobre todo el que se refiere al empleo y al tema tarifario. La gente que hizo la Alianza para ganarle al peronismo prometió que solucionaba todas las cosas. Y no sólo no las arregló, sino que las empeoró. Hoy tenemos un Estado que tiene mucha debilidad para negociar, se implementaron políticas fiscales equivocadas que frenaron el crecimiento y se llegó a una crisis política muy fuerte con la renuncia del vicepresidente, lo que hizo que el gobierno perdiera la confianza interna y externa, lo que generó un estado anímico terrible, que es un gran depresor de la economía. Esto es lo que hay que combatir en las próximas elecciones.
-¿Los resultados de Chaco y Córdoba marcan una tendencia?
-Lo que estoy viendo es la recuperación del piso histórico del justicialismo. A Chaco lo presentan como el gran triunfo de la Alianza, pero el peronismo duplicó sus votos respecto de las últimas elecciones. Y en Córdoba superamos el 50 por ciento de la voluntad popular. Esto es un dato alentador. Según las encuestas, estaríamos ganando en 17 provincias.
-¿Cuál es el panorama en Santa Fe?
-Existen encuestas que me ubican por encima de (Horacio) Usandizaga. Pero las elecciones son como las carreras: hay que correrlas y esperar el final. En la campaña voy a poner todo mi empeño y esfuerzo, independientemente de lo que digan las encuestas. Además, el peronismo afronta esta elección con mucha más unidad interna que hace un tiempo atrás.
-Sin la figura de Reutemann como el unificador, ¿sería otra cosa?
-El papel de Reutemann en la provincia es indiscutido: hay un fuerte liderazgo en el gobierno y en la conducción política de la provincia. Incluso, Reutemann abarca a sectores fuera del peronismo.
-A pesar de que no le guste hablar de su candidatura, el Lole aparece con una fuerte intención de voto para ser presidente en el 2003.
-En cualquier punto del país donde se hace una encuesta, Reutemann siempre aparece entre los primeros sin hacer campaña, sin abrir la boca y sin salir de la provincia.
-El dilema es que la gente lo quiere y él se niega a lanzar su candidatura.
-Es cierto, hay una demanda muy fuerte de parte de la gente. Difícilmente alguien que está en política y que tiene una enorme popularidad pueda resistirse. Pero como dice el Lole, hay que ir paso por paso.
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La Ciudad
