Año CXXXIV
 Nº 49.234
Rosario,
domingo  09 de
septiembre de 2001
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El estudioso creó el Museo de Antropología e Historia Natural en la ciudad
Un casildense tiene en su casa una valiosa colección de fósiles autóctonos
Es un fanático de la paleontología. Lo apodan el "Juntahuesos" y luce con orgullo un nutrido número de piezas

Norberto Puntonet Gustavo Orellano

Casilda. - Vive en Casilda desde hace casi 30 años y luce con orgullo una nutrida colección de fósiles y otros objetos de valor en el Museo de Antropología e Historia Natural Los Desmochados, que hizo a fuerza de voluntad y sacrificio en su propia casa de Remedios de Escalada al 1400. Son miles las piezas ubicadas prolijamente en las habitaciones de la vivienda para que los visitantes puedan contemplarla con detenimiento. Además de huesos de animales se pueden ver piedras de boleadoras, puntas de flechas que pertenecieron a tribus que habitaron estas pampas, troncos petrificados, instrumentos musicales antiguos y herraduras de caballos.
Evaristo Aguirre tiene 56 años y hace 27 que vive junto a su esposa Elba, con quien tuvo dos hijas, Amalia y Grabiela. Pausado al hablar y firme en sus convicciones dice no molestarle que en Casilda lo hayan apodado el juntahuesos, porque siente que es un forma de reconocimiento.
La mayoría de los elementos fósiles fueron hallados por Aguirre, aunque algunos son obsequios o donaciones que recibió en reconocimiento a su actividad. El museo es visitado especialmente por estudiantes y docentes, aunque los vecinos "también se dan una vuelta para alimentar su espíritu", dice.
Desde hace años viene dando impulso a su vocación por la paleontología, al punto tal de haber instalado un museo en su propia casa para mostrar fósiles y otros elementos del pasado que él mismo encontró o le obsequiaron. "Esto significa todo para mí", asegura Aguirre en relación a su actividad. Por las tardes también trabaja en el museo municipal, lo cual le permite estar en contacto permanente con lo que más le gusta.
En Casilda se lo reconoce como si fuera verdaderamente un antropólogo, historiador o museólogo, a pesar de que Aguirre no tenga ningún título académico. "Reconstruir lo más ignoto del pasado es la mayor satisfacción para un historiador", dice para explicar el significado que ocupa en su vida el hecho de hurguetear en el pasado.
Además de ser un buscador de fósiles tiene la capacidad de restaurarlos para que cada pieza no pierda valor. Los vecinos de la zona que suelen encontraron algún resto fósil en el Carcarañá recurren a la observación de Evaristo para saber de qué animal se trata. "El otro día vino un joven de Sanford a decirme que vio unos huesos sobre las barrancas del río. Pero todavía no pude ir a verlos", comenta.
Este hombre de tez trigueña con bigotes finitos y ojos saltones parece emocionarse cada vez que habla sobre las bondades de la naturaleza. "Soy un hombre que amo lo que hago y me gusta que la sociedad valore toda la riqueza que encierra la tierra", dice.
Mientras recorre la costa del río Carcarañá no se cansa de hablar sobre la megafauna que algún día piso estas pampas ni de lo primordial que significa para la sociedad proteger viejas especies arbóreas que aún se mantienen en pie.



Evaristo Aguirre hace visitas guiadas en su museo.
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