Año CXXXIV
 Nº 49.234
Rosario,
domingo  09 de
septiembre de 2001
Min 6º
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Cuba: Con sabor a tabaco y azúcar

Pinar del Río es la ciudad capital de la provincia que lleva el mismo nombre. La del sabor a tabaco, paisajes paradisíacos y montañas redondeadas. La gran atracción de este dedo torcido de tierra que señala hacia el oeste de La Habana, son sus paisajes, sin dudas, los más bellos de Cuba. Mientras que gran parte de la isla está cubierta por plantaciones de caña de azúcar, aquí el producto principal es el tabaco.
Conviene que los viajeros transiten los caminos en auto alquilado. En la autopista, el turista se encontrará con poco tránsito y muchos lugareños que le harán botella (dedo) para que los lleven a algún lugar. Esto se transforma en una buena oportunidad para entablar sabrosos diálogos con los lugareños.
Para llegar a Pinar del Río, desde La Habana, el viaje se realiza por autopista. Durante el trayecto el viajero estará escoltado por dos exuberantes cadenas montañosas. Se trata de Sierra de los Organos y Rosario, esta última declarada reserva de la biosfera (Patrimonio de la Humanidad), por la Unesco, cuyas faldas ofrecen atractivos lugares para detenerse y contemplar.
Durante el trayecto, y desviándose hacia las sierras, se ubica Moka, un bello paraje que cuenta con un hotel nuevo y un imaginativo centro de ecoturismo cerca de Las Terrazas. Allí pueden visitarse las ruinas y una plantación de café del siglo XIX, ubicada en las cercanías.
En el camino está Soroa, el pueblo cubano que se destaca por su famoso jardín de orquídeas y, más al oeste, la Guira, una hacienda que data de los tiempos coloniales y que actualmente es un parque nacional.
Pocos son los turistas que se aventuren a visitar la zona este de Pinar del Río debido a que sus accesos no son fáciles, salvo si se realizan con la compañía de guías. Sólo se atreven los aficionados a los cigarros y al submarinismo. Los que lo hacen pueden ver el imponente paisaje de Vuelta de Abajo, al oeste de la capital provincial, donde crece el mejor tabaco del mundo.
De camino al extremo más occidental de Cuba, está la salvaje y agreste península de Guanahacabibes. Pocos turistas siguen más al norte de Viñales, excepto aquellos que van a la playa de Cayo Levisa, lo cual es un error, porque el ondulante paisaje de las plantaciones de tabaco y los manchones de buganvillas transforman la zona en un sitio paradisíaco.
Pero el destino más impactante de los viajeros es el pueblito Valle de Viñales, un paraje extraordinariamente bello de montes de piedra caliza entre plantaciones de tabaco.
El valle está ubicado a 189 kilómetros al oeste de La Habana. Su paisaje no tiene parangón en el planeta. Los afloramientos de piedra caliza cubiertos de una espesa vegetación (mogotes), sobresalen de un suelo de tierra rojiza y unas cuantas pequeñas vegas, o plantaciones de tabaco. El paisaje alcanza su máximo esplendor entre enero y marzo, cuando las hojas de tabaco crecen hasta alcanzar el tamaño de un plato, antes de ser recogidas y colgadas en graneros en forma de A y cubiertas con hojas secas de palmeras. Se trata de una sociedad preindustrial, donde los campesinos con sombreros de ala ancha mascan tabaco, aran la tierra con bueyes y suelen trasladarse en carros tirados por caballos.
Los turistas pueden quedarse en este valle una noche, en algunos de los muy atractivos y económicos hoteles. Algunos tienen vistas inimaginables sobre el valle y tentadoras piscinas. De esta forma se puede apreciar el paisaje en todo su esplendor, temprano por la mañana, cuando un ligero rastro de niebla cae sobre las plantaciones y el viento sopla entre los mogotes.
Informe: Enrique Rodríguez



Casonas y autos antiguos en la ciudad de Pinar del Río.
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