Washington. - Estados Unidos puede aplastar a cualquier potencial adversario y al mismo tiempo frenar una segunda amenaza militar, pese a los recortes impuestos por la administración de George W.Bush para financiar el costoso Escudo Espacial, según simulaciones de guerra realizadas en secreto por las computadoras del Pentágono. En otras palabras, los militares estadounidenses pueden llevar a cabo con éxito una guerra y media: triunfar en un frente (expulsando a las fuerzas enemigas de su capital Washington y haciendo caer al gobierno hostil), y contener al mismo tiempo una segunda amenaza (frenando a los adversarios sin aniquilarlos).
Durante años, el Pentágono tomó todas sus decisiones siguiendo un dogma férreo: los soldados norteamericanos debían ser capaces de ganar dos guerras combatidas en áreas geográficas distintas del mundo. Pero los recortes masivos impuestos a las fuerzas convencionales para financiar el Escudo Espacial habían relegado la filosofía de las "dos victorias", creando malhumor en el Pentágono, donde el nuevo secretario de Defensa Donald Rumsfeld no ganaría ningún concurso de popularidad.
Sin embargo, los juegos de guerra confiados a las computadoras del Pentágono, bautizados como "Positive Match", devolvieron la sonrisa a los generales y almirantes norteamericanos. Pese a las reducciones, la máquina militar norteamericana aún puede cumplir su tarea.
El malo de Saddam
Durante cuatro días los generales norteamericanos simularon en las computadoras una guerra contra Corea del Norte, responsable de un ataque imprevisto. Al mismo tiempo, según el guión de la simulación, también el líder iraquí Saddam Hussein decidía aprovechar pérfidamente la situación, lanzando una nueva agresión.
Para hacer las cosas aún más difíciles, los simuladores del Pentágono pensaron en una tercera emergencia: la acción de un grupo de terroristas equipados con armas químicas en un área superpoblada de Nueva York. Las reacciones de los militares recibieron la aprobación de las computadoras, que asignaron la victoria a las fuerzas norteamericanas (contra Corea del Norte) y un empate en el caso de Irak.
La simulación, de todos modos, hizo surgir problemas en el desplazamiento de las fuerzas y la inadecuación de las tareas de inteligencia. Aludiendo críticamente al resultado de la simulación, Rumsfeld afirmó que el juego de guerra "se realizó con una actitud diversa que provocará cambios en el futuro sobre la disposición y dimensiones de nuestras fuerzas". (Ansa)