Año CXXXIV
 Nº 49.233
Rosario,
sábado  08 de
septiembre de 2001
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La cantante presenta esta noche en la sala Lavardén su espectáculo "Abalarios"
Liliana Vitale: "Tenía ganas de sacar a pasear la voz"

José L. Cavazza

"Abalorios" -un resabio de los años hippies- se llama el espectáculo musical que Liliana Vitale viene a presentar hoy, a las 21, en la sala Lavardén, Mendoza y Sarmiento. Para la cantante los abalorios son como regalitos, como margaritas a los chanchos. "Nunca entendí qué tenía de malo tirarle margaritas a los chanchos". Así se iba a llamar su show pero al final optó por las piedritas de colores.
Liliana Vitale habló con Escenario sobre su "resurrección artística" y le quitó dramatismo a la crisis por la tuvo que atravesar en los últimos años y que la llevara a plantar residencia entre 1990 y 1994 en las sierras de Córdoba. Reflexionó sobre su lucha por guardar "en alguna parte de la memoria" ciertas cuestiones del pasado y habló de su relación con su hermano Lito. En su actuación de esta noche estará acompañada por su hijo al piano y como cantante invitada estará la rosarina Irene Cervera.
-¿Qué es "Abalorios"?
-Abalorios son las piedritas que tienen un agujerito en el medio y que se pueden unir unas con otras a través de un cordón. Esa palabra me la tropecé un par de veces y hasta que no fui al diccionario no sabía qué quería decir y así confirmé mis sospechas sobre su origen. La idea de "Abalorios" vino a partir de una necesidad de dar regalitos y de conectar una cosa con la otra. El conjunto de canciones que presento tiene distintos orígenes, algunas propias y otras de mi hijo Juan Belvis, que va a tocar piano en el show y también temas de Leo Masliah, Spinetta y Charly. Además hay en el espectáculo un momento en que le pregunto al público qué canción quisiera escuchar.
-¿Y qué te pide el público?
-Generalmente me piden "Tu laberinto", "El último café", "Días de la luna", "La última jirafa". . .
-Aquellas viejas canciones de amor. . .
-Y sí, yo canto canciones de amor. Es un tema que siempre vuelve aunque a veces trate de evitarlo.
-¿Tus influencias vienen del rock o del folclore?
-Del rock, sobre todo. Porque el rock fue durante mi adolescencia una opción, y todo lo que tiene que ver con el tango y el folclore fue una influencia involuntaria, es lo que uno escuchó de chico. Pero soy de la generación del rock y si tuviera que contestar en Odol Pregunta podría hacerlo sobre el rock y no sobre el folclore. ¡Bien de vieja el comentario! (risas). Además, culturalmente pertenezco más al rock que al tango y al folclore, pero a la vez siento que lo que hago no es rock, aunque pueda cantar temas de Spinetta o de Javier Martínez. En un punto siento que es más fuerte que todo la identidad del lugar.
-¿Qué enseñanza te dejaron Músicos Independientes Asociados (MIA), tu hermano Lito y Alberto Muñoz?
-MIA me dejó un permiso creativo muy grande, una independencia de criterio en todos los sentidos. Además me dejó amigos de toda la vida, y eso también es un referente muy fuerte, ya que no tenés que dar tantas explicaciones de donde venís. Mi hermano es como un sabio intuitivo que todo el tiempo está mostrando sin enseñar y eso ya es una gran lección, porque el tipo es de una sola pieza, no tiene vueltas ni doble lecturas. Es pragmático en el buen sentido de la palabra y algo de eso aprendí de él, ya que yo suelo andar idealizando y colgada de las palmeras. Alberto Muñoz me abrió las puertas del concepto de lo artístico y de lo original a través de la poesía. Muñoz es como un equilibrista entre lo vanguardista y lo genuino. Fue mi gran maestro, porque, entre otras cosas, me enseñó la libertad para componer.
-Hoy se habla bastante de una resurrección artística tuya, ¿es que fue tan duro lo que te pasó en los últimos años?
-No sé si fue tan duro lo que pasó en los últimos años. La crisis de la que hablaron algunos medios no fue tal y encima hubo bastante de amarillismo periodístico. Básicamente me metí a entrenar muy fuerte con la voz, me encontré maravillosamente con una técnica muy contundente y me encantó profundizar en esa dirección. Por supuesto que este cambio se debió a una razón: estaba muy cansada por haber hecho un sobreesfuerzo por las giras, no medí bien mis fuerzas y quedé bastante mal de la garganta. A partir de ahí, me metí a entrenar y al mismo tiempo dejé de cantar en público tan seguido. Yo me tomé un descanso, después de un ciclo bastante repetitivo. Quiero decir, gestar un material, mostrarlo todo lo que se puede y luego guardarme hasta la gestación de otro material. Lo que yo siento de distinto en esta resurrección entre comillas es que tengo ganas de hacer algo sostenido, sobre todo en lo relacionado con la gente.
-¿Estás queriendo decir que hoy te sentís más profesional?
-Yo creo que sí, en el sentido de poder encarar un trabajo con un conocimiento más profundo del oficio. No trabajar tanto desde lo catártico que te impulsa a expresar tal cosa porque es una necesidad interior, cosa que siempre va a estar en mí porque es parte de mi carácter. Es decir, hoy necesito un marco de mayor conocimiento del oficio para que mi trabajo sea más disfrutable.
-¿Qué encontraste en los cuatro años que viviste en las sierras de Córdoba?
-En principio, me sirvió para encontrar una visión interna más profunda; al mismo tiempo para empezar a ver la realidad tal cual se le presenta a cualquier mortal y hacerme cargo de los problemas, externos e internos, cara a cara. Además para un porteño irse a vivir a las sierras es como cambiarse el PH de la sangre. Para mí fue maravilloso, porque es otra la comunicación, la calidad de vida, los tiempos, la relación con la naturaleza. . .
-¿Por qué volviste a Buenos Aires?
-Creo que porque es lo que tenía que hacer, porque en Buenos Aires están mis amigos y mi familia. Lo lógico era regresar a mi ciudad.
-En una entrevista dijiste que hace tres años era más vieja, que hoy por hoy te sentías una nena. ¿A qué te referías?
-A que me sentía desgastada, como que estaba situada en medio de grandes esfuerzos para intentar salir de una crisis anterior o mejor dicho cambios anteriores a fin de no dramatizar tanto. Había acumulado una cantidad de experiencias donde llegás a un punto en que tenés que desprenderte de parte del pasado porque de lo contrario no se puede seguir adelante.
-¿En ese hartazgo del pasado estaba incluida la familia?
-No, mi familia no. El problema de identidad con mi familia lo resolví hace bastante tiempo, por eso pude volver a Buenos Aires con amor y con la necesidad de la familia. Creo que la cuestión tuvo que ver con las experiencias propias de la vida, los amores, la música y los lugares, porque nunca le dije que no a lo que encontré en el camino y entonces llega un punto en que es bueno guardar algunas cosas en un lugar de la memoria, y que queden ahí para poder seguir adelante.
-¿Qué significó en tu desarrollo como mujer y como música sentirse la hermanita del niño prodigio?
-Yo nunca me sentí en ese lugar ni tampoco soy la hermana rebelde de Lito Vitale, como le gusta señalar algunos medios. Mi familia tuvo un vínculo tan fuerte antes de que Lito fuera conocido que siempre primó por encima de todo. Con Lito nos tenemos un respeto muy grande y los dos sabemos que el tema del éxito y la fama es aleatorio. Lo que más me costó asumir es el hecho de que mi familia sea tan activa, participativa y que se involucrara tanto en la actividad de los hijos.
-¿Entre tus proyectos existe algún disco en vista?
-Tengo un baúl lleno de proyectos. En breve, tengo ganas de presentar estas canciones nuevas, sacar a pasear la voz, esta nueva manera de disfrutar cantando, y pensar en grabar en el verano estos temas.
-Egberto Gismonti te ofreció algo en su paso por Argentina. . .
-Gismonti dijo cosas de mí que aún tiemblo cuando las recuerdo. Ahora estoy tratando de desidealizarlo. Le escribí un e-mail donde le digo que estoy tratando de destronarlo para poder ser amiga y poder hablar. Existe la intención de hacer juntos y antes de fin de mes probablemente nos encontramos.
-Te sentís optimista, como preparada para tirarles margaritas a los chanchos
-Claro que sí. "Margaritas a los chanchos" iba a ser el título del espectáculo, pero creo que hubiera necesitado demasiadas explicaciones. Quizá al próximo disco le ponga ese nombre. Es muy visual ¿no?, un chanchito revolcándose en margaritas. . .



"No soy la hermana rebelde de Lito", enfatizó Liliana.
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Una apasionada de la canción
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