Los comienzos profesionales de Liliana Vitale fueron a mediados de los 70 con el grupo MIA (Músicos Independientes Asociados), junto a su hermano Lito, Alberto Muñoz, Mex Urtizberea, Gustavo Mozzi y Verónica Candomí. Luego participó de dos dúos: con Muñoz y otro con Condomí. MIA fue un espacio creativo basado en la autogestión integrado por músicos que tocaban en diferentes formaciones, poetas, artistas plásticos, técnicos y productores. En 1983 Liliana Vitale realizó sus primeros conciertos como solista, internándose en la interpretación y recreación de la cancionística de Alberto Muñoz. En este año editó su álbum debut, "Mama, deja que entren por la ventana los siete mares". Su segundo LP fue "Canta Liliana Vitale Hoy". En este período compartió actuaciones y giras con su hermano Lito, el trío Vitale-Baraj-González, Leo Masliah y Jorge Cumbro, entre otros. El 89 fue un año bisagra en la vida de la artista: decidió alejarse por unos meses de la actividad profesional. Lo cierto es que el retiro duró finalmente seis años, cuatro de los cuales se radicó en la provincia de Córdoba. Durante estos años se mantuvo al margen de las actuaciones y los discos, pero al mismo tiempo empezó a desarrollar su veta como compositora. De esta etapa surgieron dos trabajos aún inéditos: dedicados a musicalizar poemas del belga Henry Michaux y fragmentos de la novela "Rayuela", de Julio Cortázar. De regreso a Buenos Aires Liliana Vitale grabó el disco "Mujer y argentina", donde interpretó temas clásicos del repertorio ciudadano. Su paso siguiente fue volver a los temas propios: formó una banda y grabó en 1996 "El beneficio de la duda". En 1997 presentó un espectáculo dirigido por Chiqui González, y en los tres últimos años, junto a Daniel Amiano, trabajó en la creación de la obra conceptual "Mares de Miranda".
| |