Sólo desde el anonimato de la platea los seguidores de José Larralde lo alientan llamándolo "Pepe", y si lo ven de cerca, el máximo atrevimiento llega hasta el "Don Pepe". Su barba blanca, su voz grave y una mirada severa impone un respeto cimentado en sus conocidas negativas a entrar en componendas con sellos grabadores, popes de festivales o poderes políticos, por lo que se ha convertido en un cantor de culto, al que insospechadamente empiezan a acercarse hasta los jóvenes cultores del rock, especialmente los metaleros. Larralde nació en Huanguelén, Buenos Aires, en 1938. Cantor y guitarrista "surero", descubierto por Jorge Cafrune, fue revelación de la edición 1967 del Festival de Cosquín, lugar al que por otra parte nunca más volvió, cuestionando severamente y desde siempre a sus organizadores. Con "Canta José Larralde", comenzó ese año una intensa actividad discográfica, en la que incluye mayormente creaciones propias que traducen, con conocimiento de causa, oficios, costumbres y personajes de la llanura con fidelidad a los ritmos del lugar. Cuestionador sin pelos en la lengua, sus canciones le aparejaron censuras abiertas o encubiertas durante toda su carrera. En distintas etapas de su trayectoria, sus versos se caracterizaron por un cierto hermetismo, lo que curiosamente le sumó seguidores. No es fácil captar la esencia de su decir, en el que a pura intuición mezcla alta filosofía con humoradas camperas. De todas sus composiciones, la primera en lograr repercusión fue la milonga fogonera "El porqué", inmediatamente registrada por varios intérpretes, seguida por "Permiso" y "Quién", siendo también pionero en difundir ritmos mapuches como rogativas y loncomeos, y las creaciones de Marcelo Berbel. Ocasionalmente interpretó canciones del Litoral y Cuyo y rescató valses criollos, temas de autores uruguayos y algunos tangos, ganando en 1995 el premio Konex al mejor cantante masculino de música de raíz folclórica, y en 1995 y 1996 los premios ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo).
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