"Para romper un blíndex como éste tienen que haber golpeado muy fuerte. Esta puerta de vidrio pesa 50 kilos. Cuando se rompe, se desgrana y hace un ruido impresionante al caer", afirmó el técnico que reparó el acceso. Los comerciantes no se explicaban cómo los delincuentes pasaron desapercibidos pese al estruendo que produjo la puerta.
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