U.G. Mauro
"El actual panorama del tango es muy malo y hoy los lugares donde se podía escucharlo ya no existen; no hay orquestas y salvo en muy pocos lugares o programas. Al tango no se lo difunde y por lo tanto ya no se lo escucha", dijo a Escenario el maestro Mariano Mores, quien hoy se presentará con sus músicos para ofrecer el recital "Con alma y tango", a las 21, en el teatro el Círculo. Bailarines y cantantes complementarán la gala tanguera junto al prolífico creador de la música de obras absolutamente instaladas en la cultura popular de los argentinos, como los tangos "Cuartito azul", "Uno" y "Tanguera", además de su labor como pianista arreglador y director orquestal, que lo llevaron a plasmar notables versiones de grandes autores. En diálogo con Escenario, el músico de 79 años nacido en el barrio de San Telmo y cuyo verdadero nombre es Mariano Martínez, destacó la estrecha relación afectiva que mantiene con Rosario, ciudad en la que le fue presentada su esposa. Por otra parte, efectuó consideraciones sobre los problemas que enfrenta el género tanguero y recordó aspectos de su relación con Enrique Santos Discépolo. -¿En qué va a consistir el espectáculo con el que se presenta en Rosario? -La música va a ser la de siempre: los éxitos y algunas versiones y cosas nuevas de distinguidos colegas míos que ya no están entre nosotros. Otra cosa que voy a mostrar es un acompañamiento de la voz de Carlos Gardel. Pero no me gusta comentar mucho lo que voy a hacer. Lo único que espero es que la gente salga diciendo: "¡Qué bueno es el espectáculo de Mores!". -¿Con cuántos músicos viene? -En realidad llevo pocos, porque me va a acompañar la Sinfónica Provincial o algo así; en eso estoy. -¿Viene de actuar en los Estados Unidos? -No, para nada; sencillamente me fui a tomar unas vacaciones, un poco de sol y a visitar amigos. No me dejé ver por nadie para no quedar mal ante muchos admiradores y amigos. Lo único que quería era descansar con mi señora y mi hija y logré volver bien tostado (risas). -¿Cómo es su relación con Rosario? -Es muy personal, ya que allí fue donde el poeta Luis Rubinstein, en el año 37, me presentó a personajes como Tita Merello y donde fundamentalmente conocí a mi novia y actual esposa. -¿Puede precisar la cantidad de obras que lleva compuestas? -La verdad es que no se lo puedo decir, porque ni siquiera las cuento. Además de lo que se conoce, tengo escrita mucha música para teatro que es realmente inédita, y en mis espectáculos siempre hay alguna cosa nueva porque siempre estoy componiendo. -¿Cuál es, de todas sus canciones, la que más quiere? -Para mí, cada canción es un hijo y a los hijos se los quiere a todos por igual, pero obviamente siempre hay un hijo, generalmente el mayor, con el que uno parece tener más afinidad. -Entonces, ¿cuál ese tango "hijo mayor" que más quiere? -Sin lugar a dudas, es "Cuartito azul". Una de las alegrías que tuve durante estas breves vacaciones en Miami fue enterarme que en esta película de Nicole Kidman y Ewan McGregor, "Moulin Rouge", en la que la música más importante es un tango, sobre el final alguien anuncia que "se acaba de escuchar «Tanguera», de Marianito Mores". Yo no la vi, pero sé que es una producción que está dejando mucho dinero, así que ¡vea usted qué propaganda que tuve! (risas). -Más allá de crear juntos "Uno" o "Cafetín de Buenos Aires", ¿qué recuerdos tiene de Enrique Santos Discépolo? -Fuimos muy amigos y llegamos a conocernos muy bien y a compartir momentos muy importantes. Era una relación de padre a hijo. A partir de allí fue cuando él, que hacía música para sus canciones, me dejó esa parte del trabajo a mí. El tenía mucho cariño por mis cosas. Una cosa que recuerdo es que le tuve que pedir que le pusiera letra a "Cafetín de Buenos Aires" y tenía miedo, ya que para ponerle la letra al tango "Uno" había tardado tres años... -¿Por qué tanto tiempo? -Nunca quise preguntarle; mejor dicho, se lo pregunté un par de veces a poco de entregarle la música y él me dijo: "Es muy buena, con eso voy a hacer un tango maravilloso. Quedate tranquilo". Pasaron dos o tres meses y como no me traía nada pensé que en realidad no le había gustado, lo que me parecía muy bien, porque estaba en su derecho y además a mí me interesaba más mantener una amistad con él. A los tres años apareció el tema. -¿Nunca pensó en hacer como él y explicar cómo nacieron sus creaciones? -La verdad que no, cada obra de él o mía nació por una razón profunda que muchas veces no se puede o no se debe explicar. Para cada obra hay un motivo que suele ser muy personal. -¿Cómo ve el panorama actual del tango? -Creo que es muy malo. Parece que estuviera prohibido en los lugares donde se lo podía escuchar. Hoy eso no existe; no hay orquestas y al tango, salvo en muy pocos lugares o programas ya no se lo difunde; por lo tanto, no se lo escucha. -¿Y qué opina con respecto a los intérpretes y autores jóvenes. -Hay muchos músicos con grandes condiciones pero sólo se permiten interpretar cosas que ya no existen o que producen melodías que no se pueden silbar. Yo no reniego de los que hacen cosas nuevas y que gusten, pero se deben hacer cosas de calidad. -¿Cómo valora al denominado tango de vanguardia? -Le dicen vanguardia, pero en cierto modo para mí los tangos son siempre iguales. Allá ellos los que hacen vanguardias y otro tipo de cosas. Yo no censuro la música de nadie, en primer lugar por respeto a quienes creen que poseen condiciones para crear, pero no hay mejor juez que el público cuando determina que esto le gusta y esto otro no. Y si usted encuentra un éxito, seguramente detrás hay una decisión del publico. -¿Usted percibe un buen nivel entre los nuevos creadores? -Gente muy capaz, nuevos letristas de tango existen muchos, pero no hay oportunidades para ellos de poder colocar su producción en alguna parte, porque eso cuesta mucho dinero y las compañías discográficas, en lo que a tango se refiere, es como si hubieran desaparecido, aunque pensándolo bien, me atrevo a decir que han desaparecido para todo tipo de música. Nadie vende nada y puedo decirle, con obvio conocimiento de causa, que en el ente recaudador de los autores, Sadaic, las recaudaciones han disminuido hasta en un sesenta por ciento. Veo con preocupación esto que está pasando. -¿A que atribuye esta situación? -Creo que la responsabilidad les cabe, en primer término, a los promotores, a la gente que tiene los medios como para poder promocional música del país, algo que se hacía hasta hace poco y se escuchaba mucho más la música folclórica o de la ciudad y nacían muchos éxitos. Hoy no hay éxitos en el tango. -¿Qué es hoy la orquesta lírica popular? -Sigue siendo la formación con la que trabajo. -¿Por qué no quiso conformar una orquesta de tango más tradicional? -Porque sentí que una formación tradicional no cubría las expectativas que en el momento me movilizaban; era como que mi espíritu me pedía algo más, mostrar de esa forma cómo siento yo la música. Así fue desde el año 50 en adelante, cuando hice mi primer concierto en Mar del Plata, en el teatro Opera, de los hermanos Lococco. Recuerdo que fue Discepolín quien me presentó en el escenario y Tania fue la cantante de esa noche. -¿Esa formación representaba una ruptura bastante grande con lo tradicional ¿cómo reaccionaron los tangueros más ortodoxos? -Los tangueros más viejos y quisquillosos no querían para nada la inclusión de baterías y el ruido. Querían que todo siguiera como hasta entonces. Después de todo, era una reacción muy natural. -¿Que opinión le merece la obra de Piazzolla? -Yo respeto mucho la música de Piazzolla. El se apegó al tango, pero sin hacer el tango realmente puro. Hizo fórmulas muy personales, "piazzoladas". Es todo muy jazzístico. -¿Qué música escucha habitualmente? -De toda clase, hasta la más mala, para poder conocer cuál es el derrotero de nuestra cultura nacional. -¿Cuál es para usted la música más "mala"? -Es aquella que no tiene trascendencia, eso que no tiene eco, esa en la que uno no necesita de la imaginación para meterse y volar con lo que está oyendo. En fin, esa música que uno en realidad oye pero no escucha.
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