El organismo se defiende de las enfermedades (virus, bacterias, parásitos) a través de anticuerpos, que algunos glóbulos blancos (los linfocitos B) producen constantemente. Una bacteria, por ejemplo, contiene antígenos diferentes, cada uno de los cuales desencadena un anticuerpo diferente, producido por un "clon" de linfocitos B. La suma de todos los anticuerpos diferentes, constituye una respuesta policlonal. Las respuestas policlonales no alcanzan para vencer a ciertos antígenos. De allí que Milstein y Kohler idearon un método para "separar" físicamente los distintos "clones" de linfocitos B. Al estar separados, cada "clon" de linfocito B produce un anticuerpo monoclonal y cada anticuerpo monoclonal reconoce un solo antígeno. Por este método se pueden producir fuera del organismo anticuerpos monoclonales que, inyectados al ser humano, podrían vencer a un antígeno tumoral. Esto impulsa a los científicos a lograr anticuerpos monoclonales específicos contra determinados antígenos tumorales. Al anticuerpo monoclonal se lo llama "bala mágica" o "misil anticáncer", pues dirigido hacia el antígeno tumoral tiene como objetivo destruirlo, sin dañar el tejido sano o el sistema inmunológico.
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