El gobierno fijó ayer los límites a la propuesta de unidad nacional, rechazó el "cogobierno" y buscó recuperar la iniciativa política del presidente Fernando de la Rúa para preservarlo ante los reclamos de sectores del propio oficialismo de modificar el rumbo.
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, rechazó la idea de un "cogobierno" a la que calificó de "alquimias políticas" y sostuvo que hay disposición para "convocar a la dirigencia política, sindical y empresaria en procura del consenso sobre cuatro o cinco temas esenciales para sacar al país de la crisis".
Por su parte, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, lanzó un fuerte ataque contra el jefe de la UCR, el ex presidente Raúl Alfonsín, a quien acusó de intentar "gobernar en las sombras" y en forma "casi paralela" al jefe del Estado.
Bullrich apuntó también contra sectores del PJ y remarcó que le "parece mal que si tienen ideas para salvar al país digan «se las damos después del 14 de octubre», porque condicionar al presidente al resultado de una elección, no es bueno".
Para no quedarse atrás, el vocero del gobierno, Juan Pablo Baylac, acusó a dirigentes de la UCR y el PJ bonaerenses de intentar llevar adelante una suerte de "pacto de Buenos Aires" tendiente a ocupar espacios de poder en nombre de la unidad nacional.
"Pareciera que hay como un «pacto de Buenos Aires» donde tanto el radicalismo como el PJ bonaerense encabezado por (el ex gobernador Eduardo) Duhalde tienen una visión de unidad nacional tratando de construir una suerte de caballo de Troya que venga al gobierno a ocupar el poder que legítimamente se ganó De la Rúa", señaló Baylac.
En sintonía con el presidente, quien el domingo rechazó la idea de incorporar peronistas al gabinete, el vocero aseguró que "la unidad no implica compartimentar el poder" y enfatizó que "el pacto de Buenos Aires no es unidad nacional sino una suerte de acuerdo entre dirigentes tendientes a ocupar espacios que no ocupan en el marco del gobierno".
Desde el justicialismo, en tanto, el gobernador cordobés José Manuel de la Sota -tras su victoria en las constituyentes de su provincia- dijo que "más que un gobierno de unidad, lo que hace falta es un plan de unidad" y propuso a la dirigencia "ponernos de acuerdo en algo y subir escalón por escalón".
"Lo que me preocupa es que, en general, somos muy pomposos. Hagamos algo pequeñito, estamos en el fondo de la escalera y nos proponen que en dos trancos lleguemos a la cima", graficó el mandatario mediterráneo.
No a la cohabitación
Lo que busca el Ejecutivo no es una cohabitación sino trabajar en base a unas pocas líneas de acción.
El mismo De la Rúa lo dejó en claro este fin de semana al advertir que "compartimentar los gobiernos, partirlos en pedazos, son malas experiencias. De ninguna manera voy a partir el gobierno en pedazos. Yo voy a seguir marcando el rumbo", afirmó. El presidente nunca fue partidario de integrar a hombres del PJ a cargos ejecutivos y menos después del acuerdo con el FMI que le dio un nuevo respiro ante el acoso de varias semanas que ejercieron los mercados sobre su margen de acción.
Así, le bajó el pulgar a presuntas aspiraciones de Duhalde, primer candidato a senador por el PJ, quien dada su ubicación en las encuestas habría soñado, según versiones no desmentidas, con la posibilidad de convertirse tras las elecciones de octubre en el jefe de Gabinete de De la Rúa.
También redujo las expectativas de Alfonsín por alejar del gobierno al ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien en la última semana fue el eje de un nuevo roce entre el jefe del Estado y el líder partidario.
Alfonsín reivindicó la figura del primer ministro de Economía del gobierno aliancista, José Luis Machinea -puesto en el cargo por consenso- e hizo público su deseo del alejamiento de Cavallo.