Año CXXXIV
 Nº 49.227
Rosario,
domingo  02 de
septiembre de 2001
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Dar la cara. Los militantes rosarinos confían en cambios paulatinos
Las minorías sexuales descreen del destape
Unos diez grupos gay-lésbicos de todo el país se reunieron en la ciudad para impulsar la ley de unión civil

Se dieron el gusto, hace dos años, de organizar en Rosario los Primeros Juegos Gay de Argentina. Suman cientos de manifestantes cada 28 de junio cuando celebran en la ciudad el Día Internacional del Orgullo Gay Lésbico. Editan una revista que tiene tres mil suscriptores. Sin embargo, las minorías sexuales rosarinas aún sienten muy lejos que pueda vivirse un "destape gay", como se promociona en los medios de Buenos Aires a partir de la confesión pública de homosexualidad que hicieron, entre otros, el actor Fernando Peña, el conductor Juan Castro, el bailarín Julio Bocca o el ex Gran Hermano Gastón Trezeguet. Más bien, reniegan de todo esto y están convencidos de que los cambios llegarán "de a poco". Por esto, ayer se reunió en la ciudad una decena de organizaciones de todo el país para acordar, entre otros puntos, estrategias comunes para impulsar la sanción de una ley de unión civil.
"Las confesiones de Peña, Bocca o Castro fueron una movida muy mediática que no refuerza los estereotipos de la gente sobre lo que es un gay", afirma sin entusiasmo el titular de la Asociación Vox, Guillermo Lovagnini. En rigor, más que en la difusión pública que alcanzó el tema esta semana, las minorías sexuales de Rosario tienen puesta su atención en el derrotero que seguirá en el Congreso un proyecto de ley de unión para parejas homosexuales.
Y por esto ayer se reunieron en la ciudad los representantes de la Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina, la Comunidad Homosexual Argentina, la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual, La Iglesia de la Comunidad Metropolitana, la agrupación lésbica Fulanas, el grupo A Codo de Córdoba y otras entidades de Chaco y Corrientes. El eje del encuentro fue acordar estrategias comunes para impulsar la definitiva sanción de la norma que posibilitará legalizar parejas del mismo sexo.

Lejos de la jaula de las locas
"En principio no nos causa agrado que se farandulice lo gay", señala José Díaz de Brito, secretario de Vox. Lovagnini va más allá: "Esta semana no se hizo más que apoyar el imaginario colectivo de la gente gay. Como si fuéramos todos artistas que hacemos cosas extrañas para la gente común. Mucho más interesante sería que presentaran a distintos personajes de la vida diaria, con distintas profesiones y oficios, como somos en realidad. Pero siempre se toman los ribetes más llamativos y escandalosos".
De todas formas, después de esta salvedad, los militantes de Vox reconocen que la difusión de estos casos también tiene un costado positivo. "Cuanto más aparezcan estos referentes como visibles, más se ayuda a la visibilidad de todo este resto que permanece escondido", advierte Lovagnini.
Es que, justamente, la decisión de reconocer públicamente su sexualidad es uno de los conflictos que viven gas y lesbianas. Tanto es así que hasta utilizan un término específico, importados del inglés, para denominar este proceso: salir del armario.
"El acto de salir del closet es un paso muy difícil, pero hermoso, porque significa recuperar nuestra identidad. Es un paso de liberación, de tranquilidad. Es vivir conforme con uno mismo, respetarse a uno mismo, hacer pública la condición sexual de uno y sentirse orgulloso de ella", explica Lovagnini.
Pero no es sencillo. Si bien las cosas cambiaron, la homosexualidad aún despierta sospechas. "Muchos todavía no entienden que no es una enfermedad ni una perversión. Por ahí ahora lo toman como una moda, pero tampoco es esto", se quejan los militantes de Vox. "Igual, no es como cuando teníamos 15 años y vos eras un puto de mierda, no eras un gay. Y el primero en pensarlo era uno mismo. Porque no es que nosotros seamos más abiertos o más progresistas que el resto: somos gente común y corriente que sufrió esto en carne propia y debió vencer su propia homofobia", dice Díaz de Brito.
Para Lovagnini, el fenómeno que se da en los lugares de encuentro gay es un termómetro para medir las nuevas tendencias. "Ahora se hace cola en la vereda para entrar, pero hace años había tal terror de ser visto en estos bares que la gente llegaba en taxi y se metía corriendo adentro. Pero esto tampoco significa que desaparecieron las condiciones de opresión, los prejuicios, ni la discriminación", aclara.
Saben que queda mucho por hacer y que no se avanza de a saltos. Por esto no los deslumbran las confesiones de los famosos. Más bien se interesan por lograr un movimiento político. "Más que hacer eje en la farándula, pensamos que el tema debe pasar por la sanción de una ley de unión civil que nos daría mayor amparo legal, acceso a una pensión en caso de viudez o cobertura de una obra social", dice Díaz de Brito. "La igualdad de derechos de las personas con identidad sexual diferente no es cuestión de farándula, sino de vida", concluye Lovagnini.


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