Esta vez con carácter institucional, la UCR le volvió a pedir al gobierno nacional un urgente cambio del rumbo económico. Encabezado por su titular, Raúl Alfonsín, el plenario del comité nacional del radicalismo fijó posición a través de un crítico documento -en el que se cuidó de no mencionar al presidente Fernando de la Rúa- en el que aseguró que para lograr "un crecimiento sostenido" se debe alcanzar "un período de gracia de capital y de intereses" de la deuda externa y su "reestructuración consensuada". Aunque el texto tampoco mencionó a Domingo Cavallo, el ministro de Economía fue duramente fustigado por por Alfonsín y otros dirigentes partidarios. Además, los radicales reiteraron su propuesta de acercamiento con distintos sectores de la sociedad, incluyendo al justicialismo, aunque Alfonsín aclaró que debe ser "una unión y no un rejunte". Por esta razón el documento final del cónclave (ideado principalmente por el ex presidente) llevó como título "Hacia la unión nacional", aunque no se extendió el concepto a un "gobierno de unidad", como se temía en la Casa rosada. La cumbre partidaria (realizada en la sede del comité nacional), contó con la breve participación de De la Rúa, quien había negociado personalmente con Alfonsín no sólo su presencia en el lugar, sino el tenor del documento. A pesar de la preocupación presidencial el texto no sólo señala que el país está "ante trágicos problemas" y que el principal es el de la "marginación y la pobreza", también asegura que "el rumbo que se ha tomado no conduce al bienestar sino a la destrucción de los principales valores que sustentaron la ilusión emancipatoria de un sistema que buscaba la inclusión social y que hoy expulsa a seres a los que se les niega el futuro". Ante el objetivo del gobierno de alcanzar el déficit cero, la UCR propuso el "hambre cero". De la Rúa prefirió no opinar sobre el pedido de reestructuración de la deuda y sólo discrepó con Alfonsín sobre los gastos de la política (ver aparte). En el curso de la extensa reunión hubo severas críticas hacia el gobierno, por haberse alejado de las propuestas electorales que llevaron a la Alianza a la Casa Rosada, en 1999, y, especialmente, al equipo económico que preside Cavallo. En su discurso de cierre, Alfonsín aclaró que el documento no estaba dirigido "contra el gobierno" sino que contenía "definiciones fundamentales de la posición de la UCR". Por eso, recalcó en tres ocasiones que el Ejecutivo "no era el culpable" de algunos de los males que padece la Argentina. "No existe otro camino para alcanzar un crecimiento sostenido que reestructurar consensuadamente el pago de la deuda pública", remarcó Alfonsín, antes de advertir que, en caso de demorarse esa reprogramación se correría el riesgo de llegar a "una negociación no voluntaria, lo que sería un desastre". También enfatizó que "es esencial lograr un período de gracia de capital y de intereses, lo suficientemente amplio como para cumplir no sólo con el objetivo del déficit cero sino también para generar las condiciones de un crecimiento sostenido". Alfonsín, aclaró que el documento fue votado por "unanimidad" por los delegados. La presencia de De la Rúa en el salón, a poco de iniciado el debate y donde expuso las pautas en las que se sustenta su administración, sólo cosechó tibios aplausos de los asistentes. En la declaración radical se pidió también "la eliminación de todos los privilegios", la necesidad de tener "hambre cero", otorgar subsidios a los jefes de familia desocupados, a los niños menores de diez años y ancianos, y que "los que más tienen sean los que más aporten", como también combatir fuertemente la evasión, para lograr el déficit cero y alcanzar el crecimiento. El documento será entregado al jefe de Estado en una entrevista que le solicitará especialmente Alfonsín.
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