Cuando Julio Bocca, ante las cámaras de televisión, en el programa "La Luna" de Jorge Lanata, admitió su bisexualidad, conmovió a la opinión pública y generó un revuelo mediático sin precedentes alrededor de temas tan urticantes como la sexualidad, la intimidad, la hipocresía y el mismo poder de los medios.
Otros ya lo habían hecho, pero la confesión de Bocca, desde su seriedad profesional y su prestigio internacional, no dejó lugar a dudas que se trataba de algo más que una simple movida mediática o una confesión de trasnoche oportunista. Los líderes de las agrupaciones que defienden los derechos de los gays y las lesbianas se prendieron a la declaración de Bocca como si se tratase de una nueva Biblia, y hasta la consideraron como un acto heroico.
En la Argentina marca un hito, el mismo que marcó Elton John cuando, después de años de sospechas e inquisiciones maliciosas, le confesó a la revista "Playboy" que era un homosexual hecho y derecho. Cuando le preguntaron por qué no lo había dicho antes, la respuesta del excéntrico cantante fue muy simple: "Nunca me lo habían preguntado". Seguramente lo mismo pasó con Bocca, que se encontró seguro y relajado ante la pregunta frontal de Lanata. Claro que comparando las consecuencias, los casos son completamente distintos.
De ahí Bocca saltó a la tapa de la revista Noticias como camarón de proa de un todo un fenómeno: "La Argentina gay". Su nombre, generalmente vinculado a la crítica más especializada, anduvo dando vueltas incansablemente por los programas de TV de chimentos. Y también se colocó al lado de dos antecesores que poco tienen que ver con su figura: los polémicos y mediáticos Fernando Peña y Gastón Trezeguet.
Fernando Peña rompió el hielo cuando se definió como "un puto triste" en el programa de Susana Giménez. El actor se vendió como un provocador y tuvo éxito. Llenó teatros con su unipersonal y se transformó en uno de los conductores radiales más escuchados de las FM de Buenos Aires. Gastón Trezeguet transitó por un camino parecido. Desde el reality show "Gran hermano" se dio el lujo de contar con una cámara las 24 horas para confesar sus preferencias bisexuales y relatar sus estrafalarias aventuras amorosas.
La postura de Bocca poco tiene que ver con la de ellos, pero el mensaje es el mismo. El fenómeno parece contagioso. Casi al tiempo de la revelación del bailarín, llegó también la confesión del periodista Juan Castro, quien admitió su homosexualidad a la revista Planeta Urbano, y la del cronista de Noticias Osvaldo Bazán, que reconoció ser gay en el programa de Mauro Viale.
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La Ciudad
